La fuerza del mono (2)
En este amargo debate sobre las caricaturas antiárabes en los periódicos europeos, ha salido inevitablemente a relucir el caso del dibujo de Manuel Ahumada, titulado La patrona, que en 2000 fuera destruido en una galería por un furioso católico que se sintió profundamente ofendido.
Creo importante dejar en claro varios puntos:
1) Si no reproduje o puse un link aquí a las caricaturas que ocupan ahora los titulares no es para evitar que caiga una bomba en mi blog. Eso es un mal chiste y pido disculpas. Es para no caer en el juego en el que incurrieron diarios europeos tan prestigiosos como el francés Liberation o la BBC. Es decir, para no seguir haciendo eco de la burla.
2) ¿Que diferencia a la imagen de Ahumada de los cartones del Jyllands-Posten? ¿Sería válido en un caso y no en otro? Mi respuesta es un contundente SÍ sobre el que abundo a continuación:
3) No es lo mismo la expresión INDIVIDUAL de las ideas (por radicales que sean) de un artista, que utiliza cualquier medio de representación para compartir sus inquietudes, por incómodas que sean, que la PROVOCACIÓN SISTEMÁTICA Y CORPORATIVA orquestada por un medio impreso de ideas radicales para PROVOCAR A UN GRUPO MINORITARIO (en su país, en esta caso Dinamarca) esperando una reacción violenta para luego exhibir a dicho grupo como FANÁTICO Y VIOLENTO y poder presionarlo políticamente.
4) Es decir, no se vale patear en la entrepierna a alguien en aras de la libertad de expresión para luego decir que es un salvaje por enfurecerse y correrlo de mi casa. Y menos desde la cómoda trinchera de un periódico.
5) ¿Estaba en su derecho aquella persona que destruyó el dibujo de Ahumada? Quizá tanto como quienes han estado atacando las embajadas danesas en Líbano e Irán. En todo caso, el dibujo del monero de La Jornada no iba dirigido a millones de católicos con la idea de exhibirlos como salvajes para luego obtener algún beneficio político o económico.
6) los daneses sólo sientieron pasos en la azotea a la hora de que se les amenazó con boicotear sus productos en el mundo árabe. Mil millones de potenciales consumidores nada más. Me pregunto cuántas fábricas danesas tendrán obreros árabes ilegales contratados con sueldos por debajo de la ley y sin prestaciones. ¿Cuántas oficinas en Copenhague serán limpiadas por afanadores mahometanos?
7) Dicho lo cual, me largo a la Cineteca, que hay un ciclo de los Hermanos Marx que no me quiero perder, antes de que también su humor corrosivo sea consderado ofensivo por alguien.
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