jueves, junio 10, 2004

Aún falta la mitad
En la euforia de la liberación de Gerardo Sifuentes, hemos olvidado que Epigmenio León sigue dentro. Según me comentó el propio Chícharo hace una semana, cuando recién puesto en libertad fue a cenar con Ade, su mamá y Tania, su novia, a casa de mis papás, el retraso de su salida se debe a la estrategia de defensa que ha tomado su abogada.

Como quiera, y pese a que el que es mi amigo cercano es Gerardo, hay una persona inocente en la cárcel, y creo que no se debe perder de vista por la comunidad bloguera.

Prometo ponerme en contacto con su familia, para ver cómo se puede apoyar a Epigmenio.

Bienvenido a la Blogósfera
Alfredo Fernández acaba de iniciar su blog. Quizá esté mal que yo lo promocione, pero para evitar que se piense que me falta objetividad, ennumeraré algunos de sus logros:

*Alfredo es el cantante y guitarrista de la banda de rock Mamá Pulpa, que ha estado en la escena underground durante ocho años. Sin embargo, él y Chalo, el baterista, han estado juntos desde fin de los 80, cuando casi niños iniciaron en una banda punkie de triste memoria.

*Es egresado de la carrera de comunicación por la Ibero, especializado en el subsistema de cine.

*Ganó el primer premio de cortometraje de ciencia ficción del festival MECYF por el corto Crononáuticas basado en ?ejem? la minificción de un servidor.

*Al lado de Chipotes, su pareja creativa, escribió más de 60 guiones para una comedia televisiva que Argos, estúpidamente, nunca produjo.

*Ellos mismos escribieron un guión que les compró la misma productora con miras a filmarlo pronto.

*Fueron titulares de un segmento del noticiero juvenil Contenido Neto que transmitió Canal 40 durante un período muy corto.

*Luego brincaron a conducir Alármala de Rock, dos días a la semana en que Much Music de canal 11 dedicaba al rock en español.

*Ahora conducen al alimón el programa Guaguarones, S.A. en el canal Telehit de Cablevisión.

Y además de ser mi hermano menor (lo más importante que tengo en este planeta) y mi roomate junto con nuestro primo José Luis, escribe bien el cabrón...

Feliz cuacpleaños
Ayer, el pato Donald celebró su cumpleaños en París. Muchas felicidades al neurótico más edorable que nos ha dado el cine animado (¿por qué los patos siempre son neuróticos y losers?

Leído, visto y oido
Francis Fukuyama se hizo famoso a finales de los ochenta por proclamar el fin de la historia. Decía que el proceso histórico planteado por Marx había llegado a su fin al derrumbarse la Unión Soviética e implantarse en casi todo el mundo una economía de mercado democrática.

Pues bien, Fukuyama-san vuelve con un minucioso análisis sobre el impacto que está teniendo y tendrá la biotecnología en nuestras vidas en el corto, mediano y largo plazo.

Mañosamente traducido como El fin del hombre (el título original es Posthuman Society, ah, estos traductores baturros...), la edición española de Ediciones B parece bastante fiel a la original. El autor recorre los diversos aspectos en que la biotecnología va afectando nuestra cotidianidad, que van desde los productos transgénicos a la neuropsicofarmacología y de ahí a la eugenesia. Con rigor académico, don Francis ve analiza con descnfianza las nuevas panaceas tecnológicas que han convrtido, por ejemplo, al prozac en una droga milagrosa de la felicidad.

¿Estaremos en el umbral de la sociedad post humana? ¿Estaremos cavando jubilosos nuestra propia tumba sin darnos cuenta? Esas y otras preguntas se plantea el autor, que no por nada inicia citando a 1984 de Orwell y el Mundo Feliz de Huxley como claros antecedentes del mundo de manipulaciones genéticas y supercomunicaciones en el que vivimos. Parafraseando a Pérez Turrent, ¡A leer sin falta!


Soy un fan incondiconal de los hermando Coen. He visto todas sus películas y varias de ellas están entre mis favoritas (Barton Fink, The Hudsucker Proxy, The Big Lebowski...). Sin embargo, no sé qué le pasa últimamente.

Su cinta anterior, El amor cuesta caro, protagonizada por el insoportable George Clooney (el Saúl Lizaso de los gringos) y Catherine Z. Jones (mamita) es bastante menor, si bien supongo que fue un éxito en taquilla.

Ahora vuelven con The Ladykillers, remake de una cinta protagonizada por Alec Guiness en 1955. En ella, un soberbio Tom Hanks interpreta al líder de una banda de extravagantes chiflados que rentan el sótano de la casa de una viuda negra a las orillas del Misisipí para cavar un túnel y robar la bóveda de un casino.

La situación se complica cuando la vieja, una fanática cristiana, los descubre.

La factura de la cinta es impecable, el guión magnífico, y sin embargo la narrativa resulta excesivamente convencional para ser de los Coen.

Quiero pensar que estos sujetos están filmando con grandes estrellas para capitalizarse con la idea de hacer algo realmente coenesco.

Pero la cinta se deja ver con más amabilidad que churrazos como Troya o Zapata. Después de todo, son los Coen...

No me queda duda: la mejor banda joven de rock de la ciudad de México son los enigmáticos Austin, cuyo único defecto me parece el nombre tan pinche que tienen.

Pero ahí acaban mis quejas. Austin es una banda instrumental de inspiración kitsch-lounge-ciencia ficcionera que no tiene desperdicio. Rodeados de una estética de libro infantil de los 50, que no pocas veces resulta más sofocante que entrañable, estos chicos han renunciado a tener un vocalista y se han dedicado a explorar caminos que antes han transitado bandas como Mogwai o Tortoise, regodeándose en el sonido por el sonido mismo, buscando crear atmósferas melancólicas y narrar historias a partir de su música.

Su más reciente disco, La última noche del mundo, toma su título de una historia corta del maestro Ray Bradbury, a quien ya hacían referencia en su demo anterior con la rola Vendrán llevias suaves.

Creo que desde que conocí a Café Tacvba en 1990 no había dado con una banda que me prendiera tanto. Estos muchachos merecen llegar a ser grandes estrellas, así que visita su página oficial y compra su disco en este momento.

Para acabar, el comentario sobre la política en 4 palabras
Me sigue dando asco.

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