O, brother, where are thou?
Por circunstancias de las que hablaré en otra ocasión, mi hermano menor, Alfredo, se ha mudado a vivir conmigo.
De adolescentes formamos una estrecha complicidad que se extendió a nuestra palomilla y después a su banda de rock (Mamá Pulpa).
La vida y sus caminos son extraños. Cuando abandoné el hogar paterno algo en nuestra relación pareció romperse. Muy poco hice yo por reponerlo.
Alguna vez lo hablamos. Habíamos dejado que un pequeño hueco creciera como el agujero en la ozonósfera. No sé si lo hemos reparado, pero sé que hemos detenido el deterioro.
Alguna vez, Alfredo me pidió asilo, y cometí el error de comportarme como su papá. La cosa acabó mal y se fue.
Ahora la vida, generosa, me ha dado, en palabras de Andrew Vachss, another chance to get it right.
Recuerdo, hace dos años, haberme quedado en Montreal con unos hermanos, uno diseñador y el otro músico, que tras respectivos truenes con sus parejas, compartían un departamento enfrente de un poarque tapizado de hojas ámbar. Yo les tuve un poco de envidia. De la buena, si cabe.
Bienvenido, Alfredo. Bienvenido a casa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario