domingo, agosto 17, 2003

To die alone, unloved, unmourned

Raphael Aloysius Lafferty (1914Ñ2002) fue una de las mentes m‡s brillantes que ha generado la tradici—n norteamericana de la ciencia ficci—n.

Ingeniero electricista, comenz— a escribir ya entrado en sus cuarentas. Muy pronto llam— la atenci—n de la cr’tica y los lectores por su extra–o sentido del humor y el agudo ingenio punzocortante que poblaba sus historias.

Autor de m‡s de 200 cuentos cortos y unas 20 novelas, se desenvolv’a mejor en los trabajos de corto aliento. As’, entre sus casi 20 recopilaciones de cuentos cortos destaca Novecientas abuelas, publicada por Edhasa, me parece, en algœn momento de los 70.

Lafferty se defin’a como un hombre "gordo y soltero" que gustaba de caminar. "Denme una ciudad y la recorrerŽ en unas horas a pie".

De entre sus muchos cuentos, recuerdo uno especialmente entra–able para m’, incluido por Brian Aldiss en Imperios Gal‡cticos, en donde un ‡ngel comete la impertinencia de introducir el azar en el universo reciŽn creado por dios. Como castigo, es obligado a esperar a que dos simios tecleen las obras completas de Shakespeare golpeando aleatoriamente las teclas de sendas m‡quinas de escribir. A manera de reloj se les pone un cubo de granito de un parsec de arista que es picoteado por un periquito (se asume que los animales son inmortales e incansables).

Cuando el ‡ngel, tras millones de a–os y con el cubo ya bastante desgastado, cree que los changos lo han logrado, descubre que uno de ellos se equivoc— en una l’nea, con un ingenioso juego de palabras que ahora escapa a mi memoria y que obliga a los tres a volver a su puesto, esperando a que los simios lo hagan bien.

En 1980 un infarto oblig— a Lafferty a dejar de escribir y guardar reposo. En 1994 un segundo infarto lo mand— a la cama en un asilo de ancianos en un lugar atinadamente llamado Broken Arrow, en Oklahoma.

Ocho a–os despuŽs, olvidado por el mundo y sin esposa o hijos que lo llorararan, R.A. Lafferty muri— silenciosamente en su cama de hospital.

Si no lo has le’do, ÀquŽ esperas?

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