El buen gobierno
Platicando con Alfredo, mi hermano, sobre los territorios autónomos zapatistas, él me cuestionaba si era importante la validez legal de estas reservaciones cuando las leyes han fallado de manera centenaria a los pueblos indígenas.
Es verdad, todavía en los años cuarenta cierta ley chiapaneca prohibía a los indígenas circular por las banquetas, debían hacerlo por las calles como animales de carga.
Aquí la pregunta pendeja sería la siguiente: ¿acaso por ser indígena, una persona es mejor que alguien que no lo es? Es decir, ¿serán mejores gobernantes los propios indígenas?
Claramente se acabaron —o deberían acabar— los abusos que sufrieron durante siglos. Al menos en esos territotios. Pero, ¿tendrán la sabiduría y la ecuanimidad para no repetir los errores del pasado? ¿Serán capaces de no caer en abusos, autoritarismos y cacicazgos entre iguales? ¿Compartirán solidariamente el dolor de haber sido explotados durante siglos, o querrán desquitarse con el prójimo más cercano (incidentalmente, otro indio)?
Me gustaría pensar que sí. No quisiera presenciar otra Rebelión en la granja a la Orwell.
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