miércoles, julio 02, 2003

El siguiente texto apareció hoy en el periódico Reforma (del cual, aclaro, no soy lector asiduo). La reflexión me parece, cuando menos inquietante:

¿Fox en vivo o investigación científica?

Por Esther Orozco (investigadora del Cinvestav)

Ciudad de México (1 julio 2003).- Cada programa sabatino de radio del Presidente Fox cuesta 900 mil pesos. Lo leo en los periódicos con mirada de preocupación por la ciencia. Mirada de urgencia para sobrevivir.

Al saber de las inversiones de los programas de Gobierno crece mi culpa por nuestra incapacidad para convencer al Presidente y a sus colaboradores de que México debe dejar de ser un maquilador de trasnacionales e importador de alimentos para convertirse en un productor competitivo, salto que no se dará sin tecnología, que no puede desarrollarse sin investigación científica, misma que necesita de una educación nacional sólida.

Este es el triángulo del futuro. Para paliar mi culpa, busco en las inversiones gubernamentales el beneficio para la sociedad. Una ciudadana como yo no siempre capta la trascendencia de las obras que se anuncian en los medios. Entonces indago en la voz autorizada de los comentaristas y politólogos. ¡A veces tampoco la encuentro! Empiezo a soñar: con 900 mil pesos se cubriría el salario de un mes de 30 nuevos investigadores; 40 estudiantes de posgrado tendrían becas por un año; se equiparía un laboratorio sencillo; se harían biochips para diagnóstico, y con la promoción de los partidos políticos y del Gobierno haríamos cosas muy buenas. Al fin, todo el dinero sale del trabajo de los mexicanos.

¿Qué pasaría si se invirtiera en educación, ciencia y salud? Habría otro país, de pobres tal vez, pero preparados, saludables y con esperanza de desarrollar tecnología para apoyar la industria y el campo. Hasta paliaríamos la miseria que nos da la cara en los cruceros de las ciudades y el campo, obstinada en contradecir a los funcionarios y a las estadísticas del INEGI.

Hoy, la ciencia y la tecnología mexicanas están en un bache. Faltan políticas para que sean pilares del desarrollo nacional. No hay apoyo suficiente a la ciencia. Hay acciones contra la formación de nuevos investigadores de calidad para garantizar su éxito en la academia, la investigación y la planta productiva. No hay plazas nuevas. Hay exceso de optimismo verbal que los hechos se empeñan en negar.

Conacyt ha decidido que debemos graduar doctores en ciencias en tres años después de la maestría. Tiempo récord. Por ello, buenos posgrados nacionales están en peligro de desaparecer. En tres años los estudiantes no terminan una investigación publicable y por tanto, no pueden ni deben recibirse. Sin beca, se dan de baja para buscar cómo sobrevivir. Formar un científico exige tiempo completo; sólo algunos estudiantes lo logran con apoyo de sus padres o del tutor. No se toma en cuenta que existen proyectos que requieren más tiempo, ni la precaria situación económica de las instituciones públicas. Lo más grave: desdeñan el trabajo de investigadores esforzados. Como hay investigadores improductivos en un posgrado, de forma incomprensible se corta el apoyo también a los grupos que están produciendo.

El programa de doctorado de nuestro Departamento de Patología Experimental del Cinvestav-IPN fue rechazado porque hay estudiantes que se han ido a buscar la forma de sobrevivir. Los nuevos no reciben beca, por lo que difícilmente se quedan en el departamento. Están en riesgo proyectos en los que se ha invertido mucho dinero. Hay una amenaza sobre la carrera de investigadores brillantes, miembros del Sistema Nacional de Investigadores, que están consolidando el prestigio internacional de sus grupos, después de muchos años de esfuerzo. Sin estudiantes de doctorado no avanzarán los proyectos y, por tanto, no se conseguirá apoyo. Pero sobre todo, vivirán con el sentimiento de haberse quedado en el aire, pese a tanto afán. La actividad científica requiere, además del trabajo y el conocimiento, creer en uno mismo y en el respaldo de las instituciones y del país.

El Cinvestav fue catalogado en 1994 por la OCDE como un ejemplo de que es posible hacer ciencia de calidad internacional en países como el nuestro, pero hace 2 años que no tiene presupuesto para comprar equipo, y hace más de 8 que Conacyt no lanza convocatorias para equipar laboratorios. En 1994, el Cinvestav aportaba 100 mil pesos anuales por investigador para el trabajo experimental; la novena parte de lo que dicen que vale un programa
Fox en vivo, Fox contigo. Ahora, tenemos alrededor de 50 mil pesos anuales. No hay plazas y se están cortando los apoyos a estudiantes e investigadores y amenazando con suprimir las prestaciones de los trabajadores.

Hoy, la actividad científica y la educación se evalúan como si fueran mercancías de una empresa productora de comida chatarra: cuenta la cantidad de "productos", la rapidez con que se "producen", y su venta inmediata, pero no importa la calidad, ni la originalidad, ni su trascendencia.

La aplicación del conocimiento genera utilidades económicas; debemos producirlo para obtenerlas. El Estado debe garantizar la continuidad de la producción del conocimiento y su transferencia a los niños y jóvenes con los recursos que recaba del trabajo de los ciudadanos. Porque hay conocimiento, se pueden resolver problemas. Por la inteligencia lo seguimos buscando. Porque queremos sobrevivir, lo heredamos a nuestros hijos. Estas actividades nos hicieron humanos, no cometamos la barbaridad de olvidarlo. La responsabilidad será no sólo de las autoridades insensibles sino también de quienes conociendo la gravedad del caso, con el silencio avalamos las acciones contra la ciencia y la educación pública.


esther@mail.cinvestav.mx


Algunos cometarios befianos:

1) Hace unas semanas conocí en una fiesta a un sujeto que trabaja de productor en la empresa que genera Fox en vivo, Fox contigo. Indignado por la información difundida sobre el costo de cada programa, decía que su compañía factura únicamente $54,000.00 por emisión. Sigue siendo el equivalente al presupuesto anual del Cinvestav gastado en una semana. Por cierto, este hombre era la antítesis intelectual de un científico con doctorado.

2) Sin embargo, dudo mucho que lo que Miguel Angel Granados Chapa ha calificado como "compulsión por comunicarse" del presidente Fox justifique un gasto así, en un programa cuyo rating, seguro estoy, rankea entre lo más bajo en audición.

3) Hoy hace tres años de la jornada electoral que dio el triunfo a Vicente Fox y los mexicanos aún no vemos en esta transición beneficios tangibles. Yo, que no voté por Fox, me siento estafado. Ya me imagino a los que sí lo hicieron.

4) Pobre México. Tan cerca de la radio y tan lejos de la universidad.

No hay comentarios.: