miércoles, febrero 19, 2003


Muerte sin fin

En menos de una semana, los titulares de los periódicos se han llenado de sangre. No nos podemos quejar, en dos de tres casos se trata de moronga de lujo, muertos de primera. Al empresario y junior profesional Juan Sánchez Navarro le ha seguido hacia la tumba el ex procurador de Sinaloa, Jorge Julián Chávez Castro, y tres mujeres anónimas que una vez más aparecieron en un desierto en las proximidades de Ciudad Juárez.

Lo que une a estos muertos y muertas, que seguramente jamás se conocieron entre sí —aunque nunca se sabe— es el asesinato. La suspensión involuntaria de la vida por un agresor externo. Un empleado, técnico en computación, un gatillero, un asesino múltiple...

¿Qué es de un país cuando los asesinatos ocupan las ocho columnas de sus periódicos? Por lo menos es preocupante.

Quizá lo que hace falta es seguir la receta de Fox y dejar de leer. Ya Ray Bradbury lo decía, hace medio siglo, en Fahrenheit 451 (cito de memoria):

(...) los libros contienen ideas
la lectura de las ideas produce infelicidad
y la obligación de la gente es ser feliz (...)

No hay comentarios.: