viernes, febrero 14, 2003


La telera

A veces como en un restaurantito de comida corrida cerca de mi oficina, sobre avenida Coyoacán. "Los arcos", se llama el changarro.

Invariablemente hay tres o cuatro teles encendidas, siempre en el canal de las estrellas.

Todos los días laborables, a esa hora, se transmite una cosa llamada VidaTV.

Es un programa donde una serie interminable de concursantes van a contar chistes, mientras un elenco de animadores los califican. Nunca he visto que nadie se gane nada.

El show es una especie de corte de los milagros, todas las personas que aparecen a cuadro parecen ser deformes de una u otra manera, empezando por una mujer que se hace llamar la Secre, que a todas luces está gozando la cúspide de sus quince minutos de fama. Jason Brunton, un amigo diseñador de Seattle que estuvo trabajando en mi despacho unos meses, la hallaba fascinante. No podía creer que existiera alguien así (claro, los gringos tienen Jackass).

A estas alturas, indignarse de la estupidez televisiva es inútil, ya no digamos snob o francamente patético. La tele nos ha rebasado, y la advertencia que circula por Radioactivo, Apaga la tele, antes de que la tele te apague a tí ha llegado demasiado tarde.

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