viernes, noviembre 11, 2005

Dios le bendiga, Mr. Vonnegut



Acabo de perder un entusiasta post sobre Kurt Vonnegut. En un intento vano por recuperarlo, aquí va de nuevo:

Decía que hoy es el cumpleaños de Kurt Vonnegut, mi escritor favorito.

Hablaba de su vida, nacido un día como hoy de 1922, en Indianápolis, EEUU, en el seno de una acomodada familia germano-norteamericana. De cómo había tenido una niñez tranquila hasta la llegada de la gran depresión, que dejó a su familia al borde de la miseria y a su madre, Edith, sumida en una tristeza que desembocó en el suicidio (él mismo intentaría quitarse la vida en 1985).

Contaba que Kurt Vonnegut había estudiado química en la Universidad de Cornell, en Nueva York, donde también estudiaron Carl Sagan, Toni Morrison y Thomas Pynchon, entre otros.

Refería su posterior enlistamiento en el ejército, de cómo fue mandado al frente europeo y hecho prisionero de guerra por los nazis, de la manera en que fue enviado a trabajar en una fábrica en Dresden, Alemania. Del modo en que atestiguó, encerrado en una celda subterránea, el bombardeo aliado que dejó reducida a cenizas esta hermosa ciudad medieval.

Asimismo, hablaba de su vuelta a la vida civil, de su paso por la Universidad de Chicago para estudiar antropología y su posterior trabajo en el departamento de relaciones públicas de la General Electric en Schenectady, Nueva York, de cómo Vonnegut atribuye su estilo conciso, casi telegráfico, a tantos informes y boletines de prensa redactados durante ese período.

Decía que su primer cuento corto, Report On the Barnhouse Effect, una joyita, fue publicado en 1950 (su temprana narrativa breve está compilada en el libro Wellcome to the Monkey House, de 1968).

Que su novela Player Piano (1952) fue inspirada por el ambiente deshumanizado y alienante de la General Electric, que su siguiente libro, The Sirens of Titan (1959) fue incluido en la compilación de las mejores 100 novelas anglosajonas de ciencia ficción (1949-1984) que hiciera David Pringle.

También comentaba que el propio Vonnegut lamentaba un poco haber comenzado a escribir ciencia ficción, género que en sus propias palabras "algunos críticos confunden con una letrina".

Y decía que su siguiente novela, Mother Night (1961), daba un giro radical, al tratarse de las memorias apócrifas (presentadas por Vonnegut como auténticas) de Howard W. Campbell, Jr. (seguramente el nombre es una referencia al célebre editor de ciencia ficción), un doble agente gringo infiltrado en la cúpula nazi como propagandista antisemita, tan metido en su papel que al terminar la guerra es llevado a juicio por el gobierno de Israel, desvanecida toda evidencia de que trabajaba para el gobierno gringo (y que mandaba mensajes cifrados a través de sus discursos radiofónicos).

Hablaba de mi teoría personal de que, vistas en retrospectiva, cada novela de Kurt Vonnegut lidia en concreto con un gran tema de lo humano (refería al propio Vonnegut diciendo que toda gran obra literaria trata sobre la monserga de ser un humano).

Así, escribía sobre mi creencia de que Vonnegut ha escrito, entre otras, una novela sobre la ciencia (Cat's Cradle, 1963), otra sobre la guerra (Slaughterhouse Five, 1969), una más sobre el poder (Jailbird, 1979) y mi favorita personal, una sobre el arte (Bluebeard, 1988).

Y entonces entraba de lleno al universo Vonnegutiano, de personajes que saltan de una novela a otra, de situaciones interconectadas y obsesiones recurrentes. Hablaba de sus personajes, como el extravagante escritor de ciencia ficción Kilgore Trout, alter ego del propio Vonnegut y basado en la personalidad de Theodore Sturgeon (de ahí el juego de palabras), o el pintor Rabo Karabekian.

Decía que hay buenas traducciones de sus libros, pero HAY que leerlo en inglés.

Hasta ahí lo escrito.

Entonces pensaba contar sobre cómo di con mi primera novela de Kurt Vonnegut una las muchas tardes que pasé en la biblioteca de la Ibero, lidiando con mis horas ahorcadas. De cómo encontré un ejemplar de Barbazul, la traducción de Anagrama mientras buscaba un libro de William Burroughs. De la manera en que lo tomé, confundiendo a su autor (no me pregunten porqué) con Philip José Farmer. De la forma en que me voló la cabeza su lectura y me volvió un adicto a la narrativa de Vonnegut.

De ahí pensaba hablar de su estilo conciso, de párrafos breves que semejan telegramas. De su agudo sentido del humor y rabioso cinismo que esconde (lo sabemos bien, Kurt) un profundo amor por lo humano. De que Bluebeard es mi novela favorita de todos los tiempos.

Y planeaba referir su trayectoria como monero, que iniciara ilustrando sus propios libros, siendo especialmente famoso su dibujo de un ano ("an asshole", en otro juego de palabras) con forma de asterisco para Breakfast of Champions. De cómo ha expresado su admiración por Saul Steinberg.

Pensaba hablar de las películas que se han hecho sobre sus libros, sobre su aparición en una cinta menor de Rodney Dangerfield, sobre su adicción a fumar Pall Mall ("una manera elegante de cometer suicidio"), sobre su hermano Bernard Vonnegut, brillante meteorólogo descubridor de un método par inducir la lluvia rociando bromuro de plata sobre las nubes, sobre la trágica muerte de su hermana Alice y la consecuente adopción de sus sobrinos, sobre su feroz antimilitarismo, sobre su esposa, la fotógrafa Jill Krementz, sobre la novela Venus on the Half Shell escrita en 1974 por Philip José Farmer a partir de medio párrafo de God Bless You, Mr. Rosewater y firmada con el seudónimo de Kilgore Trout, en un impresionante ejercicio de imitación del estilo vonnegutiano, sobre su creencia de que jamás ha recibido el premio Nobel por haber fracasado como vendedor de autos Saab ("los suecos, se dice, tienen penes cortos y memoria larga..."), sobre cómo casi se muere cuando se incendió su departamento de Manhattan en el 2000, sobre el bautizo del asteroide 25399 Vonnegut en su honor...

En fin, iba a ser un bonito post sobre Kurt Vonnegut, escrito para festejar su cumpleaños el día de hoy, decretado oficialmente en Nueva York por el alcalde Bloomberg como el día de Kurt Vonnegur,Jr.

Quizå sea mejor homenaje leer sus libros. A continuación, la lista (casi) completa de ellos (descontando ediciones limitadas y cosas semejantes):

Novelas
Player Piano (1952).
The Sirens of Titan (1959).
Mother Night (1961).
Cat's Cradle (1963).
God Bless You, Mr. Rosewater (1965), ésta es muy popular, pero no es de mis favoritas.
Slaughterhouse-Five (1969).
Breakfast of Champions (1973).
Slapstick (1976).
Jailbird (1979).
Deadeye Dick (1982), la única que no he leído. *
Galápagos (1985).
Bluebeard (1988) ¡WOW!
Hocus Pocus (1990).
Timequake (1997), con la que se despide de la narrativa.


Compilaciones de cuento
Canary in a Cathouse (1961) .*
Welcome to the Monkey House (1968).
Bagombo Snuff Box (1999). *

Ensayo
Wampeters, Foma and Granfalloons (1974), una maravilla de libro.
Palm Sunday, An Autobiographical Collage (1981).
Fates Worse than Death (1991).
God Bless You, Dr. Kevorkian (1999). *
A Man Without a Country (2005), compilación de sus artículos publicados en la revista In These Times. *

Los que están marcados con (*) no los tengo, , así que ya saben qué pueden regalarme en navidad.

¡Feliz cumpleaños, querido Kurt!




De puntitas
Me produjo gran tristeza la muerte inesperada de Emilio Ebergenyi, legendario locutor de Radio Educación.

Sé que nadie oye esa estación, pero los que fuimos criados por papás comunistas-jipis-liberales-de izquierda recordamos todas las mañanas, camino a la primaria, su programa infantil "De puntitas", deliciosa transmisión que a diferencia de Odisea Burbujas y anexas, no trataba a los niños como adultos idiotas.

Personaje imprescindible de la radio cultural, actor y locutor, dueño de un gran sentido del humor y una actitud auténticamente irreverente, Emilio murió de un aneurisma a la edad de 55 años. Había dedicado los últimos 30 a la locución.

Se dice que al saber que lo operarían de la cabeza, dijo " al menos que no me extirpen el sentido del humor". Snif.

No tuve el gusto de conocerlo. Me entrevistó por teléfono para el noticiero "Pulso" de Radio Educación, ahora que se publicó Tiempo de alacranes. Le dije que era su fan desde niño. Quedamos que iría algún día a la cabina. Nunca será.

Descanse en paz.

No hay comentarios.: