viernes, octubre 28, 2005

"Ojos de insecto que no sueña"



(Gracias al Carcass por rolarme este bonito retrato que le hizo Annie Leibovitz al tío Bill).

La primera vez que supe sobre William Burroughs tenía 18 años. Leí en algún lado que el término heavy metal lo había inventado él.

"Mmm. Interesante", pensé.

Pero al querer encontrar sus libros me encontré con una pared de silencio.

"No, no tenemos nada de él, pero nos llega en quince días", me decían en Gandhi.

"¿Tú conoces a William Burroughs?", le pregunté a Juan Carlos Capuzano, uno de mis profesores de la universidad.

"¿El de Tarzán?", repuso.

Finalmente en la biblioteca de la Ibero di con un libro del viejo beat: Snack, una compilación de entrevistas que dio a la BBC. Estaba en la sección de narrativa norteamericana contemporánea, donde también estaba Barbazul, de Kurt Vonnegut en su edición de Anagrama (pero hablaré de K.V. en otra ocasión).

Fue hasta meses después que di con un par de viejas ediciones de Exterminador y Las últimas palabras de Dutch Schultz en la librería del Parnaso de Coyoacán.

Wow. No entendí nada, pero me voló la cabeza.

Dos años después, de viaje con mis papás por Estados Unidos me di una escapada a una librería de mall mientras el resto de la familia compraba ropa y zapatos.

"Do you have any book by William Burroughs?", pregunté al dependiente.

"Oh, yes, he's the author of The Naked Gun, right?", repuso, confundiéndose con el título de una película de Leslie Nielsen, conocida aquí como ¿Y dónde está el policía?.

Pero no lo tenían.

Tuve que esperar dos años. En 1994, en San Diego, de visita a una Comicon, Bachan, Carcass y yo dimos con Tohu Bohu, una galería-librería que tenía en el aparador montones de libros interesantes ¡y una docena de libros de William Burroughs!

Pero, maldita sea, no tenían The Naked Lunch, que se había vuelto mi obsesión.

Compré casi 100 dólares de libros del tío Bill (de aquellos previos a la devaluación) y al ver mi entusiasmo por el viejo, el dueño del changarro me invitó a pasar a la trastienda y me regaló una vieja edición en paperback del Almuerzo desnudo.

Finalmente, cuatro años después la puede leer.

Y si los primeros libros de Burroughs me volaron la cabeza, Naked Lunch me puso en órbita, con sus imágenes alucinantes, sus atmósferas opresivas, la imaginería cienciaficcionera y su estructura delirante.

Recuerdo especialmente las correrías del tenebroso Doctor Benway y la historia del ventrílocuo que le enseñaba a hablar a su ano (hasta que éste decidía apoderarse del cuerpo).

¿Que de qué se trata Naked Lunch? Uf, no lo sé. Es un descenso al infierno de la heroína. Es una fantasía paranoide poblada de extraterrestres insectoides y horrores orgánicos (nada que ver con el nerdazo de Lovecraft).

Debe haber una trama por ahí. Yo nunca la encotré.

Hace poco comentaba con Ira que es la clase de cosas que si no lees a los veinte años no leerás nunca. Estuvo de acuerdo, ella no lo ha leído, y no lo haría ya.

En algún número de Eightball, Dan Clowes decía que era la clase de material que ahora sólo leen universitarios pretensiosos.

Oh, well...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pasó lo mismo me volví loca tratando encontrar un ejemplar cualquiera de burroughs en argentina me mandaban a gandhi y ahi tampoco, me decian que se les habia terminado y blah blah blah

no tuve la oportunidad de viajar pero en cuanto lo haga voy a saquear librerías for sure

por suerte los de la nueva generacion tenemos el recurso de internet para conseguir ese tipo de cosas

y estoy en mis 22 así que mejor me apresuro a terminar naked... aunque no puedo dejar de mencionar a ginsberg cuya poesía me atrapó como nadie

universitarios pretensiosos maybe debo reconocer que soy universitaria y también un poco pretensiosa

kisses ;) desde buenos aires