Oops, I did it again
Como bien me ha señalado uno de los lectores de este blog, el ser gay no implica ser pedófilo.
En el post anterior dejé entrever mi ignorancia y prejuicios al poner la frase "Imagínense, era gay y lo dejaban con los niños", refiriéndome a un hermano marista.
Pido una disculpa. Y aunque el lugar común es decir "tengo amigos gay" para demostrar que no se es prejuicioso, debo confesar que no pocas veces he dicho comentarios incómodos para mis cuates homosexuales.
Sólo quisiera abundar un poco, en mi descargo, en el origen de esta homofobia automática. Y es que fueron los propios maristas los que me la inculcaron.
Imaginen estar en una escuela de puros hombres donde no sólo prevalece la ley de la selva, sino que además cualquier señal de presunta debilidad se convertía en el objetivo de las más crueles burlas. Todos teníamos que ser "muy hombrecitos".
De hecho, el camión de la escuela era como una crujía del reformatorio. La más brutal crueldad infantil desatada.
Con la frase en cuestión más bien me refería a la dificultad que seguramente implicaba para un religioso gay estar rodeado de muchachitos, sobre todo en las prepas de los maristas.
De nuevo una disculpa.
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