Un flashback estremecedor
Anoche dormí en casa de mis papás. Ahí estaba el ciudadano Winston Smith. A la hora de irse a acostar, mi mamá le canta todas las noches hasta que se queda dormido.
Lo curioso es que le canta las mismas canciones de cuna con las que nos dormía a Alfredo y a mí hace más de 25 años.
Señora Santana, ¿por qué llora el niño?
por una manzana que se le ha perdido
llora y llora y vuelve a llorar
Vamos a la huerta, cortaremos dos
una para el niño y otra para dios...
Desconozco el origen de la canción, y no se lo pregunté a Virginia, aunque sé que se la cantaban a ella de niña.
Winston, de 6 años, duerme en el cuarto que compartí con Alfredo desde que nació, dos años después de mí, hasta que me fui a vivir mi vida, veinticinco años después. El cúmulo de recuerdos que se me vino encima cuando, a oscuras, Virginia le cantaba a Winston, me devolvió por unos instantes a mi ya lejana niñez. Fue muy bello.
Creo que si la gente se conectara más seguido con su niño interior, éste sería otro mundo.
El de dulce de orégano
Estoy acabando de leer la novela El dedo de oro de Guillermo Sheridan (Alfaguara, 1996). Hay quince cosas que debes saber sobre este libro:
1) Es divertidísimo, el autor domina un corrosivo sentido del humor que sólo puedo definir como Ibargüengoitia en drogas.
2) Es —y estoy seguro que su autor renegaría de lo que voy a escribir— una de las mejores novelas de ciencia ficción que se han escrito en nuestro país.
3) Imagino que un autor tan exquisito como Sheridan se propuso hacer una farsa y no un libro de CF, sin embargo, de algunos años para acá, de esto se trata el asunto: hablar del aquí y el ahora haciendo una prospectiva en un escenario fantástico (en este caso, en el futuro).
4) De acuerdo con lo anterior, El dedo... se emparenta, sin saberlo ni proponérselo, con los grandes humoristas de la ciencia ficción, que son más bien escasos. A mí me dejó resonando, toda proporción guardada y cada quien en su correspondiente cajón literario, a cosas escritas por Jack Womack o Robert Scheckley.
5) También es una novela política al estilo de Luis Spota.
6) El protagonista del libro, Hugo Atenor Fierro Ferráez, es una alegoría de Fidel Velázquez, quien alguna vez (en la ficción y en la realidad) fue el hombre más poderoso de México.
7) Una vez más, el futuro planteado por el libro falla en su predicción, y qué bueno.
8) Se trata sobre lo que hubiera pasado de no haber desaparecido ni el PRI ni Fidel Veláquez.
9) El PRI no ha desaparecido, pero ya no es lo que fue.
10) Fidel Velázquez sí desapareció. O mejor dicho, se lo cargó la chingada.
11) Hace poco el presidente Fucks lo alabó como un gran líder sindical (!).
12) El libro fue escrito a mitad de los 90. El escenario que plantea hoy es casi irrisorio. Lo impresionante es cómo ha cambiado el país en tan poco tiempo. Apenas hace seis años nadie hubiera pensado que tendríamos un presidente de oposición. Hoy, ya no lo aguantamos.
13) Claramente es un libro que debió leerse en aquel momento. Estuvo de gran moda, pero hoy es como un chiste un poco rancio. Un buen chiste, sin embargo.
14) Aunque estoy seguro que será completamente incomprensible para mis nietos (eso espero).
15) Las últimas palabras de Fidel Velázquez en su lecho de muerte fueron "No dejen avanzar a la oposición". O un gruñido similar.
Go figure.
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