La hora de los suicidas
Ya sé que es lugar común decirlo, la tarde del domingo es cuando más gente se suicida. Recuerdo haber leído un libro de Giuseppe Amara sobre la violencia en el que decía que esto sucedía porque nuestra sociedad industrial había fracasado en brindar al trabajador un verdadero descanso durante el fin de semana al no haber sentido en su existencia. Luego supe que Amara es una especie de psiquiatra de las estrellas (lo ignoraba porque no tengo TV), así que supongo que muy serio no es.
Como sea, hoy no me siento suicida. Ni triste, ni solo ni deprimido. Sólo un poco melancólico.
Y en este mood no puedo evitar escribir, garrapatear en este teclado algunos pensamientos aislados. Les ruego me disculpen.
>>Ayer, sábado 7 de junio, inicié oficialmente la escritura de mi nueva novela. En este momento, las primeras dos están siendo dictaminadas en diferentes editoriales. Yo hubiera deseado que esta onda de la escribida fuera menos difícil y poder publicar al menos un libraco al año, pero los caminos de la vida —lo dijo la canción— no son lo que yo pensaba. De cuajar, éste será un libro de doble dificultad, pues lo estoy escribiendo a cuatro manos con Paco Haghenbeck, quien tiene una trayectoria como escritor de comics —fue cocreador de Crimson y alguna vez hizo el guión para un anual de Superman, ¿cuánta gente puede presumir eso?. Nuestra novela es una fantasía histórica, algo así como una novela de Julio Verne situada en tiempos y entornos de Benito Juárez. No cuento más porque se ceba.
>>Le escribí un mail clandestino a la mujer de mi vida. Adjunté un cómic de amor que le dibujé y publiqué en Complot pero que jamás le di. Sólo me ha contestado con su silencio.
>>El nabo, mi ex roomate escribe de Australia, donde desde hace un mes estudia una maestría, sólo para cobrarme una lana que le debo. Chale.
>>Hoy comí con los Jelly Bats, mis amigos escritores. Los llamo así a falta de mejor nombre. El grupo está compuesto por Alberto y Raquel, Eugenia y Chema, Cinthya y Flavio y yo. Todos ellos escritoras y escritores. Dos ingenieros, una guionista, una filósofa, una comunicóloga y yo. Vimos Dogma, la famosa película maldita de Kevin Smith. No me gustó: mala combinación de humor idiota y dogmas religiosos. Pero la compañía de ellos, hoy sazonada con la presencia de Ricardo, roomie de Alberto y Frida, su novia, siempre me hace sentir un poco menos solo.
>>Creo que Kevin Smith está sobrevalorado. Igual que Lars Von Triers (o como se escriba).
>>La separación de mi hermano con su chava es definitiva. Hoy se trajo al departamento sus cientos de CDs y decenas de DVDs.
>>Me sorprende la paciencia que mis papás le tienen al ciudadano Winston Smith. Yo me he desesperado más veces con el niño que ellos. Supongo que es parte de la ecuanimidad que te da la vida.
>>Necesito vacaciones.
>>There'll must be some way out of here,
said the Joker to the Thief,
there's so much confusion here...
Bob Dylan
>>No cabe duda, como dijo Alan Moore, "últimamente hay pocos motivos para reírse; el comediante está muerto".
Felices sueños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario