Sobre Magú y cosas peores.
"Hacer un buen cartón una vez es fácil", me dijo Efrén Maldonado cuando trabajaba con él. "Hacer uno bueno diario durante treinta años ya está más cabrón", añadió.
Debo decir en mi descargo que no conozco a Magú. Una vez, hace casi veinte años lo reconocí en la fila del cine para entrar a ver la película del
Rocketeer. Me le acerqué, le dije que también hacía monos. Platicamos un par de minutos. Eso fue todo.
La gente que lo conoce lo ama o lo odia. No parece haber medias tintas.
Ello no le quita el ser uno de los artistas más talentosos de la gráfica nacional.
Vea usted la caricatura de Elba Esther Gordillo que abre este post. Analice de cerca los trazos, las formas. Unos garabatos espantosos, aparentemente colocados al azar. Y sin embargo, el retrato es fiel. Una caricatura maravillosa. Y encima de todo, con gran sentido del humor.
¿Alguien puede explicarme cómo lo hace?
He platicado con mis amigos
Pepe Quintero y
Luis Fernando acerca de Magú. Todos lo hemos estudiado. Hemos observado con cuidado sus dibujos. Ninguno de los tres tenemos la menor idea de cómo funciona la mente gráfica de este sujeto.
Nacido en 1944 en Jalisco, Magú estudió derecho, carrera que dejó para trabajar de cajero en un banco hasta que un concurso convocado por El Universal lo hizo colocarse de lleno en el oficio de caricaturista. Sus primeros dibujos eras más bien caricaturas sencillas, chistositas.
Pero poco a poco comenzaron a evolucionar sus monos. Aquellas líneas temblorosas de antaño fueron mutando en manchones de tinta caóticos. Sus cartones se llenaron de texturas desordenadas y pocos años después, hacia finales de los 70, su dibujo se había transformado en un engendro radiactivo.
Pero un engendro radiactivo sumamente ingenioso. Véase este cartón sobre Juanito:
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Es lugar común decir que su dibujo es espantoso, probablemente él mismo piense eso. Sin embargo estoy convencido de que su obra es el hallazgo gráfico más interesante de la caricatura mexicana. Magú ha llevado lo abstracto al cartón. Si Saul Steinberg es el Picasso de la caricatura (Rius dixit) entonces Magú es nuestro Tamayo.
Uno de los problemas de hablar sobre caricatura política es la naturaleza efímera de la misma. Podría hablar por ejemplo de los cartones de Magú sobre Jimmy Carter o Fidel Velázquez. La inmediatez del oficio lo impide. A cambio, los invito a que observen el sensacional Vicente Fox de este cartón:
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Todo está ahí. El escenario, el personaje, la expresión y sobre todo, EL CHISTE.
Y si bien la Jornada se publica en blanco y negro, el Magú se da el tiempo para colorear sus cartones. No le caerían mal un par de clases de Photoshop, pero me parece notable la paleta de colores que utiliza. Obsérvese la sutil combinación de grises fríos y cálidos con que coloreó este cartón sobre Ebrard:
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Debo hacer varias aclaraciones:
1) No siempre suscribo las opiniones de Magú. Muchas veces discrepo (la mayoría). Pero me parece notable que jamás le he visto un cartón donde le eche flores a sus amigos. Siempre es agudo y filoso. De hecho, fue una de las primeras voces críticas hacia AMLO desde la izquierda (lo que le valió que le llamaran vendido).
2) Por favor, que no haga diseño editorial. Me parece un monero talentosísimo, pero que no se ponga a formar suplementos.
3) Me gustaría saber si pinta. Me encantaría tener un cuadro suyo.
4) Y no, no estoy en la nómina de la Jornada ni planeo estarlo. Hablo aquí como profesinal del mono (por feo que se oiga).
Alguna vez Magú ilustró un cuento infantil de Ibargüengoitia, lo que habla bien de sus gustos literarios. Sé por mi cuate Rictus que es un buen lector y como buen monero, un melómano.
No quiero extenderme mucho. Este post corre el riesgo de convertirse en una lista de elogios, que es lo último que quiero. Mejor vean este dinosaurio que dibujó hace poco:
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O este cartón sobre AMLO vs. Juanito:
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O la sensacional caricatura del Vasco Aguirre:
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Sería linda una exposición retrospectiva de la carrera de Magú.
Y ya entrados en la lista de deseos, ¿no estaría increíble un libro de puros retratos de Magú? Así, en blanco y negro. Desde políticos hasta músicos o escritores, personajes que no se olviden en 15 minutos. Eso estaría sensacional.
Me queda pendiente un post sobre Helio Flores, al que tengo el honor de haber conocido, pero será en otra ocasión. Por lo pronto, hasta aquí este elogio de la caricatura en tres partes, con un breve homenaje a Magú, quien acaso sin saberlo, es uno de los grafistas más talentosos e interesantes de nuestra plástica.
Valorémoslo, por que a pesar de que todos quisiéramos lo contrario, los moneros no son eternos. Ni irromplibles.
(Todas las imágenes son copyright de Magú, quien participa en el blog colectivo de
Sactrapos, de donde saqué todas sus caricaturas).