martes, abril 18, 2006

Héroes: Pequeño intermedio para Ray Bradbury
La imagen no podía ser ser más elocuente: un Ray Bradbury senil, postrado en la silla de ruedas, recibiendo la medalla del premio nacional de las artes gringo, posando orgulloso junto a George W. Bush y su esposa.

Que pena. Los héroes no son eternos.

Pensaba seguir con el asunto de Rob Zombie, pero las declaraciones hechas por don Ray publicadas hoy por la Jornada me animaron a escribir un poco sobre quien alguna vez llamé "el viejo tío Ray."

Hace poco me invitaron a escribir una reseña sobre la última compilación de cuentos de Bradbury. El texto apareción en Hoja por Hoja, suplemento de libros del Reforma (curiosamente, en un número cuya portada fue hecha por Bachan, mi compadre del alma).

Por más que quise, no hubo manera de defender a Bradbury. Pese a su gran oficio, lo acepto con dolor, es un narrador menor, acaso entrañable pero repetitivo y cursilongo.

Lo triste es que siempre ha querido ser tomado en serio por la crítica y la cultura oficial. Nunca ha terminado de sacusdirse el estigma de cienciaficcionero (algo similar le sucede a Kurt Vonnegut, pero no hay comparación posible entre sus respectivas obras narrativas).

La primera novela que leí fue Fahrenheit 451, de don Ray. Desde entonces ocupa un lugar especial en mi corazón, como aquellos tíos entrañables que pese a ser alcohólicos y golpeadores de la esposa, no puedes evitar adorar.

Pero no cabe duda que también la admiración se desgasta, y hoy, Ray Bradbury, el poeta melancólico de la ciencia ficción, el viejo tecnófobo que le cantó a Marte en una bella alegoría de la voraz colonización del tercer mundo, es hoy un viejo necio y achacoso, que se las da de poeta (no hay peores poemas que los de Ray Bradbury, lo digo como fan).

En fin, nadie está exento de envejecer y volverse un viejo betabel. Acaso lo inquietante del asunto sea verse en ese espejo.

Por eso, me quedo con sus libros de los 50 y 60.

Parafraseando mal a José Emilio Pacheco, no amo a Bradbury, pero aunque suene mal, daría la memoria por diez cuentos suyos, ciertos personajes, monstruos, planetas, detectives, una gran ballena, blanca, monstruosa, varios niños de sus historias, carnavales y tres o cuatro novelas...

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