Antonio Gutiérrez (1920-2006)
Eh... Antonio Gutiérrez, dibujante de prácticamente todas las series de la resvista Lágrimas, risas y amor, que incluyen entre otras a Rarotonga, El pecado de Oyuki, Rubí y muchas más murió ayer en la ciudad de México de una insuficiencia renal.
Toñito, como le llamaban sus amigos, fue en vida el máximo exponente del estilo claroscuro en los cómics, prácticamente inventado por él para dibujar con mayor rapidez los argumentos que durante décadas pergeñara Yolanda Vargas Dulché.
Si bien las historias siempre me parecieron morbosas, cursis y repetitivas (lo cual era mérito de la guionista), el dibujo era de un nivel sorprendente, y quienes hemos visto sus originales sabemos que la impresión, en tintas sepias, nunca le hicieron justicia.
Es oportuno señalar que Toñito nunca recibió el reconocimiento merecido, si bien el emporio editorial que es Vid prácticamente se cimentó en su obra.
A más de talentoso, don Antonio fue un hombre generoso con propios y extraños. Todos los historietistas que pasaron por su estudio le recuerdan no sólo como un gran maestro, sino como una persona magnífica.
No contento con haber sido en su momento el mejor dibujante de México (y de haber estado a un tris de irse a Estados Unidos a trabajar con Hal Foster), Gutiérrez fue un pionero de la animación em México. Amigo de González Camarena, animó la secuencia de un bosque con la que cerraba sus primeras transmisiones el canal 5, allá a fines de los 50.
Viajero incansable, chancleteó junto con su esposa un buen trecho de la canica azul, y fue de los primeros moneros mexicanos en asistir a convenciones internacionales (concretamente a Lucca, en Italia).
Durante años, Bachan y un servidor trabajamos en el estudio que Toñito tenía en el segundo piso de su casa en la colonia Narvarte, junto con Alfonso Acosta, nieto del maestro, quien generosamente nos permitió dar nuestros primeros pasos en la moneada ahí donde alguna vez trabajaron para él un equipo de casi quince dibujantes.
De él aprendimos varias cosas del oficio, creo que la más importante de ellas fue una sólida ética de trabajo, mucha disciplina y sobre todo, que no son las herramientas las que hacen al dibujante (recuerdo que dibujaba con pinceles de tlapalería y tinta Pelikan).
No dudo en afirmar que ayer murió nuestro Jack Kirby, sólo que a diferencia del rey de los cómics, Toñito pasó sus últimos años sin recibir el reconocimiento que merece su obra, de gran impacto en la cultura popular.
Descanse en paz, Antonio Gutiérrez.
1 comentario:
excelente tu articulo . Precisamente acabo de terminar la historia de "carne de ebano" y me considero Fan de Antonio, me facina la forma de dibujar. Gracias !
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