sábado, marzo 12, 2005

No cabe duda, los ochenta fueron muy malos años para ser adolescente.

Hace una semana, estuve en una reunión en donde todos, excepto dos chicas (una de ellas Cynthia) fuimos adolescentes en la famosa década perdida.

Horror.

Nuestro imaginario colectivo es horrendo. A ello hay que añadir que varios de los presentes crecieron en Satélite, suburbio de la ciudad de México que más bien debió haber estado en Los Ángeles.

Varios de los presentes (entres quienes se hallaba la misteriosa Camila (y cuya identidad no revelaré) se pusieron a hablar de antros, discotecas y tardeadas. Fue uno de los momentos más animados de la noche, si bien junto a a mis amigos Bachan y Carcass guardamos el respetuoso silencio del ignorante. Trío de nerds, ninguno de nosotros pisamos jamás ni el Magic, ni el News ni el Stock ni el Danzoo en sus años de gloria.

(Yo era más público de Rockotitlán y el LUCC. Just for the record).

Los ochenta. Qué horror.

Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Miguel de la Madrid, Salinas, Maradona, Madonna, Ghostbusters, Swatch, Top Siders, Trapper Keeper, Disco Jackson, Miami Vice, Cindy Lauper, Plaza Universidad, Depeche Mode, The CUre, Los Angeles 84, Seúl 88, México 86, Max Headroom, Nagel, Flans, Magnum P.I., Dallas, Falcon Crest, Odisea Burbujas, Las películas con Pedrito Fernández y Lucerito, las mallas fosforescentes, Mecano, Twisted Sister, Lionel Richie, Emmanuel, Buckaroo Banzai, Atari 2600, Intellivision, Pac Man, Fama, Laura Brannigan, Pat Benatar, Parchís, Menudo, Thundercats, Gigí, Commodore 64, XE-TU, agh, qué asco...

Y sin embargo, siento tener pendiente ciertas cosas con los 80. Hay algunas bandas que recuperaría. Mi película favorita es del 82. Fui a mi primer concierto y di mi primer beso en esos años.

Creo que me ocuparé en un par de posts sobre estos años...

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