Postales desde Wyoming
1
Aviones y aeropuertos son considerados con toda razón no lugares, espacios transitorios donde el tiempo no transcurre, en los que no hay permanencia que genere cultura.
Ello es especialmente cierto en los aeropuertos norteamericanos, convertidos en gigantescos malls por los que el viajero transita a través de interminables bandas sin fin.
No puedo decir que esté harto de los aeropuertos, como aquellos que viajan todo el tiempo. Al contrario, encuentro en ellos cierta poética peculiar, quizá con un regusto ballardiano. Lugares que no son, espacios definidos precisamente por la indefinición.
2
LLego a Denver donde me espera Elizabeth Fisherkeller, estudiante de posgrado de la Universidad de Wyoming que me llevará en auto hasta Laramie. Dos horas y media de trayecto después de volar cuatro horas, con escalas.
El viaje transcurre tranquilamente. La primera parte, la carretera me recuerda el paisaje que se ve entre México y Querétaro.
La frontera entre Colorado y Wyoming está marcada por la escultura gigantesca de un búfalo, cuya silueta recuerda de lejos los viejos anuncios de Osborne. El paisaje cambia apenas se cruza la línea imaginaria para convertirse en planicies interminables que llegan hasta donde alcanza la vista.
3
Laramie es un pueblo universitario, similar al descrito por Don DeLillo en su novela White Noise (bastante recomendable) o al de aquella película de Gremlins (Dante, 1984). Casitas que a los ojos de un mexicano parecen como de un escenario o salidas de las páginas de un cómic de Periquita. Alrededor de 30 mil habitantes, todos vinculados de una manera u otra a la Universidad de Wyoming.
Llego invitado por la Dra. Emily Hind, mexicanista especializada en novela mexicana contemporánea que ha logrado llevar con sus estudiantes a varios narradores. Por ello, a pesar de que Laramie tiene una población eminentemente anglosajona, hablo español todo el tiempo con estudiantes de posgrado interesados en nuestro idioma. La mayoría de ellos hablan bastante bien el español.
4
Laramie fue un centro ferroviario importante. Aún se ven pasar los trenes. A finales del siglo XIX la ciudad se hizo famosa por sus bares y prostíbulos que daban cobijo a los ferrocarrileros, especie de marinos de tierra que pasaban por ahí.
Butch Cassidy y el Sundance Kid, dos célebres forajidos de tiempos del viejo oeste son oriundos de la zona. Así lo atestigua el museo de Historia Regional, una antigua cárcel convertida en atracción turística. Emily me lleva a conocer el lugar. Semeja un fuerte de película de vaqueros o de cómic de Blueberry. Pero no pierde su vibra de cárcel y salimos bastante malvibrados de la visita.
5
Platico con una docena de estudiantes. Gente interesada en la cultura latinoamericana a través de su lengua. La mayoría han pasado algún tiempo en nuestros países. Con casi todos coincido acerca de la dificultad, si no franco imposible, de establecer diálogos entre nuestras culturas. Nos unen nuestras diferencias y nos separan las similitudes, como diría Marco A. Almazán.
6
Mi mejor momento, la visita al museo de geología de la universidad, donde me deleito extasiado viendo esqueletos de dinosaurios. Un apatosaurio y Big Al, el Alosaurio, estelarizan la muestra, compacta pero fascinante.
7
En 48 horas me llevan seis veces al centro de Laramie, apenas a unas cuadras de la Universidad. Mis anfitriones se excusan, "es que no hay mucho más que hacer por aquí."
8
Esta es la Norteamérica profunda, alejada de Hollywood y la televisión. Aquellos Estados Unidos tan poco conocidos por el resto del mundo. Los norteamericanos de a pie, habitantes de un pueblito sencillo, en el sur de uno de los estados más pobres del país. Agrtadezco enormemente a Emily la invitación, de otro modo jamás hubiera conocido esta región. Me hubiera quedado en las trampas para turistas.
9
A punto de partir, otro momento estelar: encuentro dos novelas de Ed McBain que no tengo. He decidido juntar las cincuenta que escribió sobre Seteve Carella y los policías del Precinto 87. Dos menos. Y lo mejor de todo, las encuentro a mitad de precio.
10
Dos horas y media de carretera desde Laramie hasta el aeropuerto de Denver. Vuelo de dos horas a Houston. Una espera de una hora y otro vuelo de 120 minutos hasta la ciudad de México, desandando el camino de hace dos días. De verdad valió la pena. ¡¡Yiiiiiijaaaaaa!!
domingo, septiembre 26, 2010
lunes, septiembre 20, 2010
Si los ateos tuviéramos un papa, sería Richard Dawkins
Con su acostumbrada elegancia, el papa Benedicto XVI comparó en un reciente discurso al ateísmo con el nazismo.
O_O
Cualquiera que sepa un ápice de historia sabrá que Adolf Hitler era católico.
En cualquier caso, el gran Richard Dawkins contestó públicamente al papa. Suscribo lo dicho por él y se los comparto:
(Vía mi amigo Mauricio-José Schwarz).
Con su acostumbrada elegancia, el papa Benedicto XVI comparó en un reciente discurso al ateísmo con el nazismo.
O_O
Cualquiera que sepa un ápice de historia sabrá que Adolf Hitler era católico.
En cualquier caso, el gran Richard Dawkins contestó públicamente al papa. Suscribo lo dicho por él y se los comparto:
(Vía mi amigo Mauricio-José Schwarz).
miércoles, septiembre 15, 2010
viernes, septiembre 10, 2010
Obligada rectificación
Don Ricardo García El Chintololo llegó a Monorama buscando notas sobre la muerte de don Gabriel Vargas, comentada en este su blog de confianza.
Mis opiniones, que reconozco viscerales y apresuradas, provocaron un intenso intercambio de mails entre él y yo, arrojando para mí nueva luz sobre la famosa familia del Callejón del Cuajo.
No ha cambiado mi opinión sobre la obra de Gabriel Vargas, pero me comprometo a revisarla con atención, bajo los argumentos que me ha dado Ricardo, aprovechando las reediciones de Porrúa.
De modo que hago una aclaración tardía: lo vertido en esta bitácora son mis opiniones, obligadamente subjetivas, en este caso sobre la obra de un colega consagrado. No hay envidia en ellas, llanamente no me gusta la Familia Burrón. Y pido una disculpa si alguien más encontró ofensivas mis opiniones.
Vaya un agradecimiento al Chintololo por tomarse el tiempo de escribirme y establecer un diálogo que si bien fue acalorado también resultó muy nutriente.
Don Ricardo García El Chintololo llegó a Monorama buscando notas sobre la muerte de don Gabriel Vargas, comentada en este su blog de confianza.
Mis opiniones, que reconozco viscerales y apresuradas, provocaron un intenso intercambio de mails entre él y yo, arrojando para mí nueva luz sobre la famosa familia del Callejón del Cuajo.
No ha cambiado mi opinión sobre la obra de Gabriel Vargas, pero me comprometo a revisarla con atención, bajo los argumentos que me ha dado Ricardo, aprovechando las reediciones de Porrúa.
De modo que hago una aclaración tardía: lo vertido en esta bitácora son mis opiniones, obligadamente subjetivas, en este caso sobre la obra de un colega consagrado. No hay envidia en ellas, llanamente no me gusta la Familia Burrón. Y pido una disculpa si alguien más encontró ofensivas mis opiniones.
Vaya un agradecimiento al Chintololo por tomarse el tiempo de escribirme y establecer un diálogo que si bien fue acalorado también resultó muy nutriente.
miércoles, septiembre 08, 2010
miércoles, septiembre 01, 2010
Fotos de robots
Algunas imágenes de la inauguración de la semana pasada, cortesía del gran Ricardo Cucamonga.
Aquí, con Cuca el magnñifico.
Este viernes, ianuguración en Zacatecas. Y pronto, en tu ciudad.
Algunas imágenes de la inauguración de la semana pasada, cortesía del gran Ricardo Cucamonga.
Aquí, con Cuca el magnñifico.
Este viernes, ianuguración en Zacatecas. Y pronto, en tu ciudad.
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