Héroes: diez cosas que admiro de Rob Zombie
1) Su capacidad para integrar los referentes más nerds con el coolness de una estrella de rock,
2) Haber comisionado las portadas de dos de sus discos al legendario ilustrador de monstruos Basil Gogos.
3) Haber neceado hasta filmar no una, sino dos películas, sin más escuela que el haber dirigido todos sus videos y con mejores resultados que muchos consagrados de nuestro nuevo cine nacional.
4) Hey, es buen músico.
5) Su mujer (un hombre acompañado de una chica hermosa puede hacer lo que quiera).
6) Haber logrado trabajar al lado de varios de sus ídolos como Ozzy Osbourne, Alice Cooper e Iggy Pop, entre otros.
7) El haberse reinventado en su último disco.
8) Ser, pese a todo, buen hijo y buen hermano.
9) Suj torcido sentido del humor y
10) Sobre todo, su persistencia.
Más sobre el Zombia, al volver de Monterrey, que es muy incómodo escribir en las salas de espera del aeropuerto (bendito wi-fi).
martes, abril 25, 2006
martes, abril 18, 2006
Héroes: Pequeño intermedio para Ray Bradbury
La imagen no podía ser ser más elocuente: un Ray Bradbury senil, postrado en la silla de ruedas, recibiendo la medalla del premio nacional de las artes gringo, posando orgulloso junto a George W. Bush y su esposa.
Que pena. Los héroes no son eternos.
Pensaba seguir con el asunto de Rob Zombie, pero las declaraciones hechas por don Ray publicadas hoy por la Jornada me animaron a escribir un poco sobre quien alguna vez llamé "el viejo tío Ray."
Hace poco me invitaron a escribir una reseña sobre la última compilación de cuentos de Bradbury. El texto apareción en Hoja por Hoja, suplemento de libros del Reforma (curiosamente, en un número cuya portada fue hecha por Bachan, mi compadre del alma).
Por más que quise, no hubo manera de defender a Bradbury. Pese a su gran oficio, lo acepto con dolor, es un narrador menor, acaso entrañable pero repetitivo y cursilongo.
Lo triste es que siempre ha querido ser tomado en serio por la crítica y la cultura oficial. Nunca ha terminado de sacusdirse el estigma de cienciaficcionero (algo similar le sucede a Kurt Vonnegut, pero no hay comparación posible entre sus respectivas obras narrativas).
La primera novela que leí fue Fahrenheit 451, de don Ray. Desde entonces ocupa un lugar especial en mi corazón, como aquellos tíos entrañables que pese a ser alcohólicos y golpeadores de la esposa, no puedes evitar adorar.
Pero no cabe duda que también la admiración se desgasta, y hoy, Ray Bradbury, el poeta melancólico de la ciencia ficción, el viejo tecnófobo que le cantó a Marte en una bella alegoría de la voraz colonización del tercer mundo, es hoy un viejo necio y achacoso, que se las da de poeta (no hay peores poemas que los de Ray Bradbury, lo digo como fan).
En fin, nadie está exento de envejecer y volverse un viejo betabel. Acaso lo inquietante del asunto sea verse en ese espejo.
Por eso, me quedo con sus libros de los 50 y 60.
Parafraseando mal a José Emilio Pacheco, no amo a Bradbury, pero aunque suene mal, daría la memoria por diez cuentos suyos, ciertos personajes, monstruos, planetas, detectives, una gran ballena, blanca, monstruosa, varios niños de sus historias, carnavales y tres o cuatro novelas...
La imagen no podía ser ser más elocuente: un Ray Bradbury senil, postrado en la silla de ruedas, recibiendo la medalla del premio nacional de las artes gringo, posando orgulloso junto a George W. Bush y su esposa.
Que pena. Los héroes no son eternos.
Pensaba seguir con el asunto de Rob Zombie, pero las declaraciones hechas por don Ray publicadas hoy por la Jornada me animaron a escribir un poco sobre quien alguna vez llamé "el viejo tío Ray."
Hace poco me invitaron a escribir una reseña sobre la última compilación de cuentos de Bradbury. El texto apareción en Hoja por Hoja, suplemento de libros del Reforma (curiosamente, en un número cuya portada fue hecha por Bachan, mi compadre del alma).
Por más que quise, no hubo manera de defender a Bradbury. Pese a su gran oficio, lo acepto con dolor, es un narrador menor, acaso entrañable pero repetitivo y cursilongo.
Lo triste es que siempre ha querido ser tomado en serio por la crítica y la cultura oficial. Nunca ha terminado de sacusdirse el estigma de cienciaficcionero (algo similar le sucede a Kurt Vonnegut, pero no hay comparación posible entre sus respectivas obras narrativas).
La primera novela que leí fue Fahrenheit 451, de don Ray. Desde entonces ocupa un lugar especial en mi corazón, como aquellos tíos entrañables que pese a ser alcohólicos y golpeadores de la esposa, no puedes evitar adorar.
Pero no cabe duda que también la admiración se desgasta, y hoy, Ray Bradbury, el poeta melancólico de la ciencia ficción, el viejo tecnófobo que le cantó a Marte en una bella alegoría de la voraz colonización del tercer mundo, es hoy un viejo necio y achacoso, que se las da de poeta (no hay peores poemas que los de Ray Bradbury, lo digo como fan).
En fin, nadie está exento de envejecer y volverse un viejo betabel. Acaso lo inquietante del asunto sea verse en ese espejo.
Por eso, me quedo con sus libros de los 50 y 60.
Parafraseando mal a José Emilio Pacheco, no amo a Bradbury, pero aunque suene mal, daría la memoria por diez cuentos suyos, ciertos personajes, monstruos, planetas, detectives, una gran ballena, blanca, monstruosa, varios niños de sus historias, carnavales y tres o cuatro novelas...
lunes, abril 10, 2006
Héroes: Rob Zombie (primera parte)
Hay dos o tres distinguidos nerds gracias a los cuales soy quien soy. Uno de ellos es Pepe Rojo (¡feliz cumpleaños!), otro es el Carcass y uno más es Robert Cummings, mejor conocido como Rob Zombie.
Di con él precisamente gracias al Carcass, durante nuestros años universitarios. Él me roló el disco de White Zombie La Sexorcisto, Devil Music Vol. 1, en aquellos años una auténtica rareza que combinaba la aspereza del garage con el heavy metal y una imaginería que lo mismo se alimentaba de los grabados de Posada y las máscaras de la lucha libre que de las películas B de ciencia ficción y la parafernalia del halloween gringo.
Rob y su hermano Spider (cantante del grupo Powerman 5000) crecieron en una familia dedicada al negocio circense. Entre otras cosas, los Cummings diseñaban y montaban casas encantadas para ferias y atracciones similares. Después de graduarse de la prepa, Rob se mudó a Nueva York en donde desempeñó diversos trabajos (como mensajero en bicicleta y diseñador de revistas porno) antes de que el y su novia Shauna Reynolds (cuyo nombre de rumbera es Sean Yseult) formaran White Zombie en 1985.
La banda, cuyo nombre fue tomado de una película de 1932 protagonizada por Bela Lugosi, estuvo lejos de ser un trancazo comercial. Durante casi diez años, los Zombie y músicos que los acompañaban (que rotaban constantemente) fueron apenas una banda más del sobrepoblado circuito musical de Nueva York. Durante aquel periodo editan varios EPs y un disco de nombre Make Them Die Slowly que Mr. Zombie ha querido borrar de la historia (sin saber que yo tengo una copia, je je je). Eran días en que simplemente eran una copia del sonido Metallica/Testament/Megadeth.
Sin embargo, la mezcla audiovisual que iba desde Black Sabbath, Kiss y Alice Cooper hasta Robert Williams y las películas del Santo llamaron la atención de los ejecutivos de la Geffen Records, quienes los firmaron para la grabación de La Sexorcisto, Devil Music Vol. 1, disco que hubiera permanecido entre los CDs de culto de la época de no haber llamado la atención de Beavis y Butthead, que no dudaron en llamarlo "cool."
Por extraño que parezca, la aparición en la caricatura catapultó la carrera del matrimonio Zombie y acompañantes. Pronto se vieron en una gira de dos años y medio, fueron nominados a un premio Grammy y las asociaciones de padres de familia los pusieron en su lista negra.
Fue durante esta gira que la preciosa Sean (dale un bajo a una chica, trépala a un escenario y te garantizo que se vuelve guapa) y Rob tronaron. Aún grabaron juntos el maravilloso Astro Creep 2000, disco que consagraría a la banda como una de las primeras en fusionar con éxito el sonido metalero con los ritmos electrónicos, creando un ritmo que algunos llamaron A-go-ghoul.
De ese período son dos discos de remixes, el Nightcrawlers, una auténtica rareza donde los chicos de KMFDM remezclan la rola "Thunderkiss '65" de La Sexorcisto y Supersexy Swingin' Sounds, con mixes del Astro Creep 2000. Este último fue censurado por Wal-Mart por considerar su portada demasiado ofensiva, e incluía una versión psicotrónica de "I'm Your Boogie Man" de KC and the Sunshine band que no tiene desperdicio.
Estoy seguro de que el señor Zombie debe ser un neurótico insoportable, porque en esta época la banda se disuelve. Imagino que llevar un proyecto musical después de haber tronado como pareja debe haber sido muy dificil para Sean Yseult y su novio (ella formó después una banda de surf llamada Famous Monsters --bastante menor-- y luego un proyecto que lleva por nombre Rock City Morgue).
Por su lado, y tras haber incursionado en la dirección de sus video clips aprovechando un bagaje visual que combinaba películas B, cómics y decoración kitsch para Halloween, mr. Zombie comienza a coquetear con la idea de dirigir una película, al tiempo que decide continuar como solista.
Pero sobre su fase en solitario y su labor como director de cine y productor de animaciones, escribiré en el siguiente post.
Hay dos o tres distinguidos nerds gracias a los cuales soy quien soy. Uno de ellos es Pepe Rojo (¡feliz cumpleaños!), otro es el Carcass y uno más es Robert Cummings, mejor conocido como Rob Zombie.
Di con él precisamente gracias al Carcass, durante nuestros años universitarios. Él me roló el disco de White Zombie La Sexorcisto, Devil Music Vol. 1, en aquellos años una auténtica rareza que combinaba la aspereza del garage con el heavy metal y una imaginería que lo mismo se alimentaba de los grabados de Posada y las máscaras de la lucha libre que de las películas B de ciencia ficción y la parafernalia del halloween gringo.
Rob y su hermano Spider (cantante del grupo Powerman 5000) crecieron en una familia dedicada al negocio circense. Entre otras cosas, los Cummings diseñaban y montaban casas encantadas para ferias y atracciones similares. Después de graduarse de la prepa, Rob se mudó a Nueva York en donde desempeñó diversos trabajos (como mensajero en bicicleta y diseñador de revistas porno) antes de que el y su novia Shauna Reynolds (cuyo nombre de rumbera es Sean Yseult) formaran White Zombie en 1985.
La banda, cuyo nombre fue tomado de una película de 1932 protagonizada por Bela Lugosi, estuvo lejos de ser un trancazo comercial. Durante casi diez años, los Zombie y músicos que los acompañaban (que rotaban constantemente) fueron apenas una banda más del sobrepoblado circuito musical de Nueva York. Durante aquel periodo editan varios EPs y un disco de nombre Make Them Die Slowly que Mr. Zombie ha querido borrar de la historia (sin saber que yo tengo una copia, je je je). Eran días en que simplemente eran una copia del sonido Metallica/Testament/Megadeth.
Sin embargo, la mezcla audiovisual que iba desde Black Sabbath, Kiss y Alice Cooper hasta Robert Williams y las películas del Santo llamaron la atención de los ejecutivos de la Geffen Records, quienes los firmaron para la grabación de La Sexorcisto, Devil Music Vol. 1, disco que hubiera permanecido entre los CDs de culto de la época de no haber llamado la atención de Beavis y Butthead, que no dudaron en llamarlo "cool."
Por extraño que parezca, la aparición en la caricatura catapultó la carrera del matrimonio Zombie y acompañantes. Pronto se vieron en una gira de dos años y medio, fueron nominados a un premio Grammy y las asociaciones de padres de familia los pusieron en su lista negra.
Fue durante esta gira que la preciosa Sean (dale un bajo a una chica, trépala a un escenario y te garantizo que se vuelve guapa) y Rob tronaron. Aún grabaron juntos el maravilloso Astro Creep 2000, disco que consagraría a la banda como una de las primeras en fusionar con éxito el sonido metalero con los ritmos electrónicos, creando un ritmo que algunos llamaron A-go-ghoul.
De ese período son dos discos de remixes, el Nightcrawlers, una auténtica rareza donde los chicos de KMFDM remezclan la rola "Thunderkiss '65" de La Sexorcisto y Supersexy Swingin' Sounds, con mixes del Astro Creep 2000. Este último fue censurado por Wal-Mart por considerar su portada demasiado ofensiva, e incluía una versión psicotrónica de "I'm Your Boogie Man" de KC and the Sunshine band que no tiene desperdicio.
Estoy seguro de que el señor Zombie debe ser un neurótico insoportable, porque en esta época la banda se disuelve. Imagino que llevar un proyecto musical después de haber tronado como pareja debe haber sido muy dificil para Sean Yseult y su novio (ella formó después una banda de surf llamada Famous Monsters --bastante menor-- y luego un proyecto que lleva por nombre Rock City Morgue).
Por su lado, y tras haber incursionado en la dirección de sus video clips aprovechando un bagaje visual que combinaba películas B, cómics y decoración kitsch para Halloween, mr. Zombie comienza a coquetear con la idea de dirigir una película, al tiempo que decide continuar como solista.
Pero sobre su fase en solitario y su labor como director de cine y productor de animaciones, escribiré en el siguiente post.
lunes, abril 03, 2006
La victoria
En vez de ponerme a leer lo que tengo pendiente (como las novelas Voice of the Fire de Alan Moore, Adicción de Isaí Moreno y Los detectives salvajes, con la que voy muuuuy lento) este sábado cayó a mis manos La victoria, novela política de Jaime Sánchez Susarrey.
Y me la devoré.
Entiendo que el autor es locutor de TV Azteca y colaborador de Reforma, pero como ni tengo tele ni confío en Grupo Reforma (¿qué seriedad puede tener una editorial que saca un periódico para la gente nice y otro para el peladaje?) pues me es un desconocido. Lo que me queda claro es que don Jaime es rabiosamente anti AMLO.
Sánchez Susarrey no escribe bien. La novela tiene serios problemas gramaticales: cambia del presente al pretérito todo el tiempo, por ejemplo, sus diálogos son acartonados e inverosímiles e incluso añade una segunda línea narrativa que no termina de integrar a la principal, que es sobre el triunfo de López Obrador en las urnas. Lo que me atrapó es lo espeluznante de sus elucubraciones.
El autor presenta a un AMLO sediento de poder, vengativo y con serios problemas de personalidad que no conoce límite alguno para llegar al poder y luego perpetuarse en él. Lo tétrico del relato es su inquietante plausibilidad. los protagonistas de la novela son personajes públicos que son nombrados sin rodeos, como hacían Luis Spota o Héctor Aguilar Camín. Por sus páginas desfilan desde Vicente Fox y Carlos Abascal hasta René Bejarano y Dolores Padierna.
Me gustaría pensar que Sánchez Susarrey exagera y hace un retrato grotesco, casi caricaturesco del Peje, sin embargo todo parece sustentado en una investigación acuciosa y una observación aguda del personaje público. Da la impresión que el escritor echa poca mano de la imaginación, que sus extrapolaciones son inmediatas.
Y lo son, se trata de un libro situado literalmente "veinte minutos en el futuro."
Los millones de entusiastas de AMLO dirán que se trata de un golpeador, de un emisario del poder, de una tuerca más del famoso compló. Yo no lo sé, pero escucharía con atención las voces de alerta. No quisiera escuchar las palabras que Sánchez Susarrey pone en la novela en boca del Subcomandante Marcos: "se los dije."
Ay, futuro, que negro te ves...
En vez de ponerme a leer lo que tengo pendiente (como las novelas Voice of the Fire de Alan Moore, Adicción de Isaí Moreno y Los detectives salvajes, con la que voy muuuuy lento) este sábado cayó a mis manos La victoria, novela política de Jaime Sánchez Susarrey.
Y me la devoré.
Entiendo que el autor es locutor de TV Azteca y colaborador de Reforma, pero como ni tengo tele ni confío en Grupo Reforma (¿qué seriedad puede tener una editorial que saca un periódico para la gente nice y otro para el peladaje?) pues me es un desconocido. Lo que me queda claro es que don Jaime es rabiosamente anti AMLO.
Sánchez Susarrey no escribe bien. La novela tiene serios problemas gramaticales: cambia del presente al pretérito todo el tiempo, por ejemplo, sus diálogos son acartonados e inverosímiles e incluso añade una segunda línea narrativa que no termina de integrar a la principal, que es sobre el triunfo de López Obrador en las urnas. Lo que me atrapó es lo espeluznante de sus elucubraciones.
El autor presenta a un AMLO sediento de poder, vengativo y con serios problemas de personalidad que no conoce límite alguno para llegar al poder y luego perpetuarse en él. Lo tétrico del relato es su inquietante plausibilidad. los protagonistas de la novela son personajes públicos que son nombrados sin rodeos, como hacían Luis Spota o Héctor Aguilar Camín. Por sus páginas desfilan desde Vicente Fox y Carlos Abascal hasta René Bejarano y Dolores Padierna.
Me gustaría pensar que Sánchez Susarrey exagera y hace un retrato grotesco, casi caricaturesco del Peje, sin embargo todo parece sustentado en una investigación acuciosa y una observación aguda del personaje público. Da la impresión que el escritor echa poca mano de la imaginación, que sus extrapolaciones son inmediatas.
Y lo son, se trata de un libro situado literalmente "veinte minutos en el futuro."
Los millones de entusiastas de AMLO dirán que se trata de un golpeador, de un emisario del poder, de una tuerca más del famoso compló. Yo no lo sé, pero escucharía con atención las voces de alerta. No quisiera escuchar las palabras que Sánchez Susarrey pone en la novela en boca del Subcomandante Marcos: "se los dije."
Ay, futuro, que negro te ves...
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