Este blog se muda. Puedes encontrarnos en nuestro nuevo local.
Los esperamos por allá.
Muchas gracias a todos los amigos que nos han acompañado durante estos años, y muy especialmente a toda la gente que dejó sus comentarios todo este tiempo. Esperamos que les guste el nuevo changarro.
Saludos,
B.
jueves, marzo 22, 2007
miércoles, marzo 14, 2007
Mudanzas
La primera vez que nos mudamos fue de un departamento que compraron mis papás (donde ahora tengo mi oficina) a una casa, apenas a unas cuadras de distancia.
Tenía dos años. Alfredo había nacido unos meses atrás. Ninguno de los dos recuerda nada de esa mudanza. Yo con trabajos logro evocar alguna imagen de mi vida en el departamento (un par de imágenes borrosas: yo pedaleando por un pasillo que me parecía gigantesco, mi mamá y mi tía Martha --mi otra mamá-- haciendo gimnasia en la sala).
Originalmente la casa era del señor Frías, amigo entrañable de mi abuelo. Mi mamá dice que le gustaba mucho por su jardín, que la señora Frías cuidaba con esmero.
Mis dos papás vivían en la colonia desde adolescentes, por lo que más que cortar sus respectivos cordones umbilicales, los estiraron un poco.
Eran los 70, época de bonanza económica. Pudieron comprar la casa con el sueldo de Bernardo y la entrada extra que les dejaba ser fotógrafos. Retrataban niños para después entregar a los papás ampliaciones tamaño póster. Durante años (eso sí lo recuerdo) uno de los baños de la casa se utilizó como cuarto oscuro, con todo y ampliadora.
Viví en esa casa toda mi vida. El único defecto era que sólo tenía tres recámaras. Una se utiliza hasta la fecha como estudio. Yo compartía mi cuarto con Alfredo.
Cuando llegó el momento de independizarme y dejar mi natal Jardín Balbuena, un poco más tarde de lo que yo hubiera querido pero no demasiado como para averngonzarme, me fui a compartir un departamento con el tío Chambitas, en Anzures, al otro lado de la ciudad.
El tío es un sujeto sumamente peculiar. Primo hermano de mi mamá, yo lo conocí ya siendo adulto, cuando regresó de Toronto a vivir en el DF con la idea de poner un negocio. Para entonces ya se había hecho millonario y perdido todo ¡dos veces!
Un 2 de octubre, trepé todas mis cosas a mi coche y me fui de la casa. Así, sin anestesia. De un día para otro, mi vida era totalmente distinta (eso fue un domingo, el lunes comencé a trabajar en una agencia de publicidad, pero esa es otra historia).
Fue una mudanza sencilla. Tenía pocas cosas y el tío tenía montado el departamento.
Al poco tiempo, el Chambitas se fue a Guadalajara y me quedé en el depa. Durante estos años, casi diez, han desfilado una tropa variopinta de roomates que han ido desde un par de puertorriqueños que fumaban mota y escuchaban salsa a todo volumen el día entero hasta un obsesivo de la limpieza que me perseguía por toda la casa levantando lo que dejaba tirado.
En una de esas vueltas que da la vida, hice dos mudanzas ajenas. Una de ellas fue una mudanza al revés: cuando volteé mi casa se había convertido en la bodega de los muebles de una mujer a quien no conocí. Todo estaba duplicado: dos comedores, dos salas, etc.
Una pesadilla.
Sin embargo, todas mis mudanzas, incluyendo la de la muerta, han servido de algo.
Todas ellas me trajeron algo. En todas me desprendí de algo. No siempre de manera voluntaria. Cambios.
Ahora se me avecinan dos mudanzas. La primera de ellas es la dirección de este blog. He posteado en Monorama durante los últimos cuatro años. Poco más de cuatrocientas entradas. Las últimas de ellas, con los comentarios generosos de quien han caido por este changarro (son bienvenidos todos los comentarios, menos los anónimos).
Llegó el momento de movernos de aquí. De mudarnos de casa electrónica. En unos cuantos días, colocaré aquí la nueva dirección. Sólo denme chance de tener listo nuestro nuevo local.
Muchas gracias a todos ustedes por haberme acompañado todo este tiempo.
Y la otra... Bueno, digamos que pronto Saltillo tendrá una ciudadana menos.
A cambio de eso, mi vida estará completa:
La primera vez que nos mudamos fue de un departamento que compraron mis papás (donde ahora tengo mi oficina) a una casa, apenas a unas cuadras de distancia.
Tenía dos años. Alfredo había nacido unos meses atrás. Ninguno de los dos recuerda nada de esa mudanza. Yo con trabajos logro evocar alguna imagen de mi vida en el departamento (un par de imágenes borrosas: yo pedaleando por un pasillo que me parecía gigantesco, mi mamá y mi tía Martha --mi otra mamá-- haciendo gimnasia en la sala).
Originalmente la casa era del señor Frías, amigo entrañable de mi abuelo. Mi mamá dice que le gustaba mucho por su jardín, que la señora Frías cuidaba con esmero.
Mis dos papás vivían en la colonia desde adolescentes, por lo que más que cortar sus respectivos cordones umbilicales, los estiraron un poco.
Eran los 70, época de bonanza económica. Pudieron comprar la casa con el sueldo de Bernardo y la entrada extra que les dejaba ser fotógrafos. Retrataban niños para después entregar a los papás ampliaciones tamaño póster. Durante años (eso sí lo recuerdo) uno de los baños de la casa se utilizó como cuarto oscuro, con todo y ampliadora.
Viví en esa casa toda mi vida. El único defecto era que sólo tenía tres recámaras. Una se utiliza hasta la fecha como estudio. Yo compartía mi cuarto con Alfredo.
Cuando llegó el momento de independizarme y dejar mi natal Jardín Balbuena, un poco más tarde de lo que yo hubiera querido pero no demasiado como para averngonzarme, me fui a compartir un departamento con el tío Chambitas, en Anzures, al otro lado de la ciudad.
El tío es un sujeto sumamente peculiar. Primo hermano de mi mamá, yo lo conocí ya siendo adulto, cuando regresó de Toronto a vivir en el DF con la idea de poner un negocio. Para entonces ya se había hecho millonario y perdido todo ¡dos veces!
Un 2 de octubre, trepé todas mis cosas a mi coche y me fui de la casa. Así, sin anestesia. De un día para otro, mi vida era totalmente distinta (eso fue un domingo, el lunes comencé a trabajar en una agencia de publicidad, pero esa es otra historia).
Fue una mudanza sencilla. Tenía pocas cosas y el tío tenía montado el departamento.
Al poco tiempo, el Chambitas se fue a Guadalajara y me quedé en el depa. Durante estos años, casi diez, han desfilado una tropa variopinta de roomates que han ido desde un par de puertorriqueños que fumaban mota y escuchaban salsa a todo volumen el día entero hasta un obsesivo de la limpieza que me perseguía por toda la casa levantando lo que dejaba tirado.
En una de esas vueltas que da la vida, hice dos mudanzas ajenas. Una de ellas fue una mudanza al revés: cuando volteé mi casa se había convertido en la bodega de los muebles de una mujer a quien no conocí. Todo estaba duplicado: dos comedores, dos salas, etc.
Una pesadilla.
Sin embargo, todas mis mudanzas, incluyendo la de la muerta, han servido de algo.
Todas ellas me trajeron algo. En todas me desprendí de algo. No siempre de manera voluntaria. Cambios.
Ahora se me avecinan dos mudanzas. La primera de ellas es la dirección de este blog. He posteado en Monorama durante los últimos cuatro años. Poco más de cuatrocientas entradas. Las últimas de ellas, con los comentarios generosos de quien han caido por este changarro (son bienvenidos todos los comentarios, menos los anónimos).
Llegó el momento de movernos de aquí. De mudarnos de casa electrónica. En unos cuantos días, colocaré aquí la nueva dirección. Sólo denme chance de tener listo nuestro nuevo local.
Muchas gracias a todos ustedes por haberme acompañado todo este tiempo.
Y la otra... Bueno, digamos que pronto Saltillo tendrá una ciudadana menos.
A cambio de eso, mi vida estará completa:
domingo, marzo 11, 2007
Son cosas que pasan
Una mujer mayor, ya anciana, se acerca a Stephen King en un supermercado de Florida.
"Sé quién es usted. Es el que escribe todos esos libros horribles. Puede que estén bien para algunas personas pero a mí no me gustan. ¿Por qué no escribe algo bonito, como The Green Mile?
King le dice que de hecho, él escribió esa historia.
"No, usted no fue" y se dio la media vuelta.
Una mujer mayor, ya anciana, se acerca a Stephen King en un supermercado de Florida.
"Sé quién es usted. Es el que escribe todos esos libros horribles. Puede que estén bien para algunas personas pero a mí no me gustan. ¿Por qué no escribe algo bonito, como The Green Mile?
King le dice que de hecho, él escribió esa historia.
"No, usted no fue" y se dio la media vuelta.
jueves, marzo 01, 2007
Puras breves
Alberto Chimal en la Feria de Minería
Del blog de mi amigo Alberto Chimal:
(El) domingo 4, Grey (extraordinario libro de cuentos de Alberto, el más reciente de su autoría) se presentará en la Feria del Libro del Palacio de Minería, con la participación de dos queridos amigos: Erika Mergruen y Luis Felipe Hernández. La cita es a las 13:00 horas en el auditorio Bernardo Quintana del Palacio de Minería (Tacuba 5, Centro Histórico). Ojalá nos veamos.
También el Bulbo va a Minería
Este mismo domingo un poco máas tarde, a las 16:00 horas, presentaré el libro de El Bulbo que edita Calligrama, cuya autoría es de mi compadre del alma y mejor amigo de todos los tiempos, Bachan. La cita es en el salón de actos del Palacio.
Y por si alguien se da una vuelta por la Feria de Minería en estos días...
... y se interesa por alguno de los libros de este monero-escritor, Monorama, el más reciente, se puede conseguir en el stand de Resistencia, el 1509, en el segundo piso. Tiempo de alacranes está a la venta en su edición de bolsillo en el de Planeta, El llanto de los niños muertos debe poder conseguirse en el de CONACULTA (en la colección Tierra Adentro) y Cuento de hadas para conejos en Alfaguara infantil. Gel azul sólo se vende en España, en El Corte Inglés y a través de la página de la editorial.
Más vale tarde...
Este blog fue honrado con su inclusión entre los mejores del mes de enero en Monoxoro, interesante bitácora capitaneada por Erich M. Muchas gracias, como dijo Pedor Vargas, muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido.
Kilómetro 31
Vaya si es difícil entrarle al género fantástico en nuestro país. Y más, lo sabemos todos, desde el cine. Rigoberto Castañeda no se ha dado nunca por vencido y nos entrega este, me parece que es su primer largometraje, donde hace una inteligente puesta al día del mito de la Llorona.
Con una fotografía impecable y unos magníficos efectos especiales (contó con la colaboración de Roberto Ortiz, el Rick Baker del zacatito), la película es una correcta ejecución del thriller sobrenatural. Sin embargo, corre el riesgo de entrarle a los lugares comunes del género, apuesta de la que la peli no siempre sale ilesa.
Quizá el mayor defecto sea echar mano de personajes y situaciones arquetípicos del subgénero. Ello aunado a unos diálogos que de repente rayan en la parodia, entorpecen a ratos una historia impecable, armada a partir de nuestras leyendas urbanas.
Sin embargo, el refinado oficio del director sale ileso del desafío, logra dar profundidad a sus personajes (entre los que destaca un policía judicial que a mi ver se lleva la peli) y arranca más de un susto a una audiencia acostumbrada a las sobadísimas situaciones del ya ni tan nuevo cine mexicano.
Una buena película, que vale la pena ver. Ojalá Castañeda y su equipo puedan volver a filmar pronto, pues su trabajo promete mejorar con cada cinta (no les extrañe que siga los pasos de Del Toro y emigre al extranjero buscando mejores condiciones para su chamba).
Mi única queja: el actor español, seguramente impuesto por las condiciones de la coproducción, al que hallo acartonado y metido en la historia con calzador. Es mi opinión...
Pero me parece que su gran aportación es el echar mano de nuestros mitos tradicionales y recordarnos que también en San Jacinto hace aire, y que nuestros fantasmas locales no le piden nada a banshees, goblins y poltergeists de otras latitudes, sin sonar chauvinista ni nacionalera.
Una gran película, para los amantes del horror.
Alberto Chimal en la Feria de Minería
Del blog de mi amigo Alberto Chimal:
(El) domingo 4, Grey (extraordinario libro de cuentos de Alberto, el más reciente de su autoría) se presentará en la Feria del Libro del Palacio de Minería, con la participación de dos queridos amigos: Erika Mergruen y Luis Felipe Hernández. La cita es a las 13:00 horas en el auditorio Bernardo Quintana del Palacio de Minería (Tacuba 5, Centro Histórico). Ojalá nos veamos.
También el Bulbo va a Minería
Este mismo domingo un poco máas tarde, a las 16:00 horas, presentaré el libro de El Bulbo que edita Calligrama, cuya autoría es de mi compadre del alma y mejor amigo de todos los tiempos, Bachan. La cita es en el salón de actos del Palacio.
Y por si alguien se da una vuelta por la Feria de Minería en estos días...
... y se interesa por alguno de los libros de este monero-escritor, Monorama, el más reciente, se puede conseguir en el stand de Resistencia, el 1509, en el segundo piso. Tiempo de alacranes está a la venta en su edición de bolsillo en el de Planeta, El llanto de los niños muertos debe poder conseguirse en el de CONACULTA (en la colección Tierra Adentro) y Cuento de hadas para conejos en Alfaguara infantil. Gel azul sólo se vende en España, en El Corte Inglés y a través de la página de la editorial.
Más vale tarde...
Este blog fue honrado con su inclusión entre los mejores del mes de enero en Monoxoro, interesante bitácora capitaneada por Erich M. Muchas gracias, como dijo Pedor Vargas, muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido.
Kilómetro 31
Vaya si es difícil entrarle al género fantástico en nuestro país. Y más, lo sabemos todos, desde el cine. Rigoberto Castañeda no se ha dado nunca por vencido y nos entrega este, me parece que es su primer largometraje, donde hace una inteligente puesta al día del mito de la Llorona.
Con una fotografía impecable y unos magníficos efectos especiales (contó con la colaboración de Roberto Ortiz, el Rick Baker del zacatito), la película es una correcta ejecución del thriller sobrenatural. Sin embargo, corre el riesgo de entrarle a los lugares comunes del género, apuesta de la que la peli no siempre sale ilesa.
Quizá el mayor defecto sea echar mano de personajes y situaciones arquetípicos del subgénero. Ello aunado a unos diálogos que de repente rayan en la parodia, entorpecen a ratos una historia impecable, armada a partir de nuestras leyendas urbanas.
Sin embargo, el refinado oficio del director sale ileso del desafío, logra dar profundidad a sus personajes (entre los que destaca un policía judicial que a mi ver se lleva la peli) y arranca más de un susto a una audiencia acostumbrada a las sobadísimas situaciones del ya ni tan nuevo cine mexicano.
Una buena película, que vale la pena ver. Ojalá Castañeda y su equipo puedan volver a filmar pronto, pues su trabajo promete mejorar con cada cinta (no les extrañe que siga los pasos de Del Toro y emigre al extranjero buscando mejores condiciones para su chamba).
Mi única queja: el actor español, seguramente impuesto por las condiciones de la coproducción, al que hallo acartonado y metido en la historia con calzador. Es mi opinión...
Pero me parece que su gran aportación es el echar mano de nuestros mitos tradicionales y recordarnos que también en San Jacinto hace aire, y que nuestros fantasmas locales no le piden nada a banshees, goblins y poltergeists de otras latitudes, sin sonar chauvinista ni nacionalera.
Una gran película, para los amantes del horror.
miércoles, febrero 21, 2007
Apocalypshit
La indignación que ha causado en ciertos sectores de nuestra sociedad la película Apocalypto de Mel Gibson me tiene estupefacto. Ha habido reacciones que van desde la declaración del escritor maya Jorge Miguel Cocom Pech de que "Mel Gibson nos debe pedir disculpas" hasta las más reciente, de la profesora Alida Zurita, presidenta de la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos, quien dijo a La Jornada:
Representantes de los herederos de la tradición maya de Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Chiapas, están molestos, se sienten agraviados porque la película no refleja el entorno de la gran civilización maya. Es una pena que la iniciativa que nació hace un par de años, no muestre la realidad y que la producción de Gibson no haya investigado a fondo a una cultura altamente compleja que le valió ser de las más importantes en Mesoamérica.
Las críticas no acaban ahí. Francisco Rosado May, ex rector de la Universidad de Quintana Roo criticó la mala dicción de los actores al hablar el maya.
Hasta donde sé, el cine comercial hecho en Hollywood es un negocio, 'no beneficencia", diría mi lector favorito. Su función es entretener, no educar. Para eso están, en nuestro caso, la Secretaría de Educación Pública y la UNAM (que lo hagan muy mal es otra cosa).
Pero además, exigir a una producción hollywoodense rigor histórico es pedirle peras al olmo. En ese sentido, Apocalypto es tan indigenista como Camelot es medievalista.
Lo que me lleva a preguntar: ¿alguna vez los ingleses se quejaron de que películas como la citada Camelot o Excalibur eran inexactas y distorsionaban sus mitos fundacionales? ¿Algún ex rector de Cambridge habrá hecho declaraciones a The Guardian, por ejemplo, sobre la inexacta investigación hecha por el director John Boorman para su cinta?
No lo creo.
Lo que creo es que somos excesivamente solemnes. Una película es sólo entretenimiento. En un par de años quedará olvidada. La grandeza de la civilización maya seguirá intacta cuando el nombre de Mel Gibson sea sólo una pregunta del Trivial Pursuit.
(Independientemente de que sea una película aburrida, a la que le sobra por lo menos media hora de persecuciones por la selva, con jaguares incluidos).
En fin...
La indignación que ha causado en ciertos sectores de nuestra sociedad la película Apocalypto de Mel Gibson me tiene estupefacto. Ha habido reacciones que van desde la declaración del escritor maya Jorge Miguel Cocom Pech de que "Mel Gibson nos debe pedir disculpas" hasta las más reciente, de la profesora Alida Zurita, presidenta de la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos, quien dijo a La Jornada:
Representantes de los herederos de la tradición maya de Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Chiapas, están molestos, se sienten agraviados porque la película no refleja el entorno de la gran civilización maya. Es una pena que la iniciativa que nació hace un par de años, no muestre la realidad y que la producción de Gibson no haya investigado a fondo a una cultura altamente compleja que le valió ser de las más importantes en Mesoamérica.
Las críticas no acaban ahí. Francisco Rosado May, ex rector de la Universidad de Quintana Roo criticó la mala dicción de los actores al hablar el maya.
Hasta donde sé, el cine comercial hecho en Hollywood es un negocio, 'no beneficencia", diría mi lector favorito. Su función es entretener, no educar. Para eso están, en nuestro caso, la Secretaría de Educación Pública y la UNAM (que lo hagan muy mal es otra cosa).
Pero además, exigir a una producción hollywoodense rigor histórico es pedirle peras al olmo. En ese sentido, Apocalypto es tan indigenista como Camelot es medievalista.
Lo que me lleva a preguntar: ¿alguna vez los ingleses se quejaron de que películas como la citada Camelot o Excalibur eran inexactas y distorsionaban sus mitos fundacionales? ¿Algún ex rector de Cambridge habrá hecho declaraciones a The Guardian, por ejemplo, sobre la inexacta investigación hecha por el director John Boorman para su cinta?
No lo creo.
Lo que creo es que somos excesivamente solemnes. Una película es sólo entretenimiento. En un par de años quedará olvidada. La grandeza de la civilización maya seguirá intacta cuando el nombre de Mel Gibson sea sólo una pregunta del Trivial Pursuit.
(Independientemente de que sea una película aburrida, a la que le sobra por lo menos media hora de persecuciones por la selva, con jaguares incluidos).
En fin...
martes, febrero 13, 2007
Monorama
Con bombo y platillo anuncio la publicación y presentación de Monorama, mi nuevo libro.
Se trata de una recopilación de historietas cortas hechas a lo largo de los últimos diez años de andar en la moneada (aunque ya llevo 17 en esto). Incluye trabajo que se ha ventilado en diversas publicaciones, fanzines y algunas piezas inéditas (entre otras, "Paz y rutina", basada en un cuento de Gerardo Horacio Porcayo).
La presentación oficial será dentro del marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en el centro de la muy noble y leal ciudad de México, el próximo viernes 23 de febrero, a las 15:00 horas. Apadrinan al libraco mis colegas Alberto Chimal (quien generosamente también escribió el prólogo y que próximamente nos dará una sorpresa ultramarina), Édgar Clément, Aldo Alba y mi editora, Josefina Larragoiti.
Y si bien siempre es difícil hablar del trabajo propio, debo decir que varias de las piezas reunidas en el libro no sólo son una muestra representativa de los cientos de páginas que he dibujado y publicado en todos estos años, sino que además aún puedo verlas impresas sin avergonzarme.
El título del libro, el mismo de este blog, alude desde luego a los monos que dibujo. Siempre lo he dicho, soy un monero orgulloso de serlo.
Sé que es una hora difícil para mucha gente, pero ya habrá otra presentación una noche de éstas. Por lo pronto, aquí queda la invitación. Espero que nos veamos por allá. Ya se los recordaré un poco más adelante.
Con bombo y platillo anuncio la publicación y presentación de Monorama, mi nuevo libro.
Se trata de una recopilación de historietas cortas hechas a lo largo de los últimos diez años de andar en la moneada (aunque ya llevo 17 en esto). Incluye trabajo que se ha ventilado en diversas publicaciones, fanzines y algunas piezas inéditas (entre otras, "Paz y rutina", basada en un cuento de Gerardo Horacio Porcayo).
La presentación oficial será dentro del marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en el centro de la muy noble y leal ciudad de México, el próximo viernes 23 de febrero, a las 15:00 horas. Apadrinan al libraco mis colegas Alberto Chimal (quien generosamente también escribió el prólogo y que próximamente nos dará una sorpresa ultramarina), Édgar Clément, Aldo Alba y mi editora, Josefina Larragoiti.
Y si bien siempre es difícil hablar del trabajo propio, debo decir que varias de las piezas reunidas en el libro no sólo son una muestra representativa de los cientos de páginas que he dibujado y publicado en todos estos años, sino que además aún puedo verlas impresas sin avergonzarme.
El título del libro, el mismo de este blog, alude desde luego a los monos que dibujo. Siempre lo he dicho, soy un monero orgulloso de serlo.
Sé que es una hora difícil para mucha gente, pero ya habrá otra presentación una noche de éstas. Por lo pronto, aquí queda la invitación. Espero que nos veamos por allá. Ya se los recordaré un poco más adelante.
domingo, febrero 04, 2007
La máquina tragamonedas que expendía libros
Durante años escuché la leyenda urbana de que en Japón hay máquinas expendedoras de cómics manga, lo cual siempre sonó en mi mente como un mecanismo prodigioso.
Al parecer no existe tal cosa (al menos el Carcass en su reciente viaje a Tokio no las vio), pero lo que sí existe, yo las vi y hasta tomé la foto que encabeza esta entrada, es una máquina que expendía libros en el aeropuerto de Heathrow, en Londres.
Me parece una imagen hermosa, al menos vista desde un país tan poco lector como el nuestro.
Ahí se las dejo.
Durante años escuché la leyenda urbana de que en Japón hay máquinas expendedoras de cómics manga, lo cual siempre sonó en mi mente como un mecanismo prodigioso.
Al parecer no existe tal cosa (al menos el Carcass en su reciente viaje a Tokio no las vio), pero lo que sí existe, yo las vi y hasta tomé la foto que encabeza esta entrada, es una máquina que expendía libros en el aeropuerto de Heathrow, en Londres.
Me parece una imagen hermosa, al menos vista desde un país tan poco lector como el nuestro.
Ahí se las dejo.
jueves, febrero 01, 2007
¿ Qué escritor de ciencia ficción eres tú ?
Hagan este test. Les va a gustar. Gracias al Carcass por el link.
Y como dijo mi amigo Leonardo...
Ya valió madre enero. Siempre es el primero que vale madres.
El secreto mejor guardado de esta ciudad
Bueno, quizá no sea para tanto, pero gracias a Pilar Armida y mi amigo Manuel Conde (¡saludos!) volví a dar con Libros, libros, libros, s.a., librería en inglés que no sólo vende libros de texto como la American Bookstore.
La conocí hace como quince años, en mis tiempos de estudiante, ya que era uno de los pocos lugares donde en aquel entonces se podían conseguir cómics en inglés.
Cuando terminé la carrera dejé de ir por esos rumbos. Supuse que como tantas otras, la librería no habría podido sobrevivir el error de diciembre del 94. Más de diez años después me entero que sigue abierta.
El lugar, un pequeño local adyacente a un Superama es (como todas las librerías) un pequeño oasis dentro del caos de esta ciudad. Sus estantes, abarrotados de libros, despiden ese dulce aroma del papel de los paperbacks gringos.
La librería se divide por categorías generales que van de los libros escolares y de texto a varios estantes de narrativa, libros de actualidad (de esos que tanto gustan a los gringos), novelas rosas, una sección de literatura infantil y juvenil bastante bien surtida, otra de clásicos anglosajones (de Shakespeare a Faulkner), un estante de libros de viajes (Lonely Planet y anexas) y lo mejor de todo, una pared completa de novela policiaca.
Mi única queja es que apenas hay un estantito con libros de ciencia ficción. Detalles, detalles, dijo José Luis Zárate...
Como ando en mi fase de devorador de novelas policiacas, ya compré sendos libros de Robert Crais, Lawrence Block, Ed McBain y por supuesto, de mi adorado Michael Crichton, sin duda el mejor escritor de ciencia ficción activo. Y un par de libros de ensayo. Ya los iré comentando.
(Los precios, entre paréntesis, son bastante decentes, hay una buena selección de revistas en inglés y si se tiene suerte se puede encontrar alguna buena rebaja).
Y como hacer publicidad a una librería en este país es una acción social (juro que no llevo comisión), les dejo los datos para todos aquellos interesados en comprar libros en inglés:
Monte Ararat 220. Lomas Barrilaco 11000 Mexico, D. F., Mexico. 5540-4778 ó 5202-0825.
Cuatro palabras sobre El Perfume, la cinta de Tom Tykwer sobre la novela de Patrick Süskind
Mal libro engendra churro.
I am:William GibsonThe chief instigator of the "cyberpunk" wave of the 1980s, his razzle-dazzle futuristic intrigues were, for a while, the most imitated work in science fiction. |
Hagan este test. Les va a gustar. Gracias al Carcass por el link.
Y como dijo mi amigo Leonardo...
Ya valió madre enero. Siempre es el primero que vale madres.
El secreto mejor guardado de esta ciudad
Bueno, quizá no sea para tanto, pero gracias a Pilar Armida y mi amigo Manuel Conde (¡saludos!) volví a dar con Libros, libros, libros, s.a., librería en inglés que no sólo vende libros de texto como la American Bookstore.
La conocí hace como quince años, en mis tiempos de estudiante, ya que era uno de los pocos lugares donde en aquel entonces se podían conseguir cómics en inglés.
Cuando terminé la carrera dejé de ir por esos rumbos. Supuse que como tantas otras, la librería no habría podido sobrevivir el error de diciembre del 94. Más de diez años después me entero que sigue abierta.
El lugar, un pequeño local adyacente a un Superama es (como todas las librerías) un pequeño oasis dentro del caos de esta ciudad. Sus estantes, abarrotados de libros, despiden ese dulce aroma del papel de los paperbacks gringos.
La librería se divide por categorías generales que van de los libros escolares y de texto a varios estantes de narrativa, libros de actualidad (de esos que tanto gustan a los gringos), novelas rosas, una sección de literatura infantil y juvenil bastante bien surtida, otra de clásicos anglosajones (de Shakespeare a Faulkner), un estante de libros de viajes (Lonely Planet y anexas) y lo mejor de todo, una pared completa de novela policiaca.
Mi única queja es que apenas hay un estantito con libros de ciencia ficción. Detalles, detalles, dijo José Luis Zárate...
Como ando en mi fase de devorador de novelas policiacas, ya compré sendos libros de Robert Crais, Lawrence Block, Ed McBain y por supuesto, de mi adorado Michael Crichton, sin duda el mejor escritor de ciencia ficción activo. Y un par de libros de ensayo. Ya los iré comentando.
(Los precios, entre paréntesis, son bastante decentes, hay una buena selección de revistas en inglés y si se tiene suerte se puede encontrar alguna buena rebaja).
Y como hacer publicidad a una librería en este país es una acción social (juro que no llevo comisión), les dejo los datos para todos aquellos interesados en comprar libros en inglés:
Monte Ararat 220. Lomas Barrilaco 11000 Mexico, D. F., Mexico. 5540-4778 ó 5202-0825.
Cuatro palabras sobre El Perfume, la cinta de Tom Tykwer sobre la novela de Patrick Süskind
Mal libro engendra churro.
martes, enero 16, 2007
La biblia del ateo
ATENCIÓN: Lo que sigue es la opinión personal del autor de este blog respecto a las religiones organizadas y su posición frente a la presunta existencia de dios. Si consideras que puede resultarte ofensiva, no leas esta entrada y evítate disgustos. De nada.
"No puedes mezclar ciencia y religión porque acabas ateo", me djo Daniel Lerdo, mi profesor de matemáticas de la secundaria. En realidad, creo que la religión y sus fundamentos no soportan el análisis riguroso del pensamiento científico.
Por esas mismas fechas, 1984, me negué a volver a entrar a una iglesia. No he vuelto desde entonces. He enfrentado momentos de gran angustia, como todo mundo, pero ya no pude desandar el camino. Sabía de alguna manera sobre la inutilidad de elevar una plegaria al vacío.
Soy un ateo orgulloso.
En noviembre pasado, regresando de Europa a México, Rebeca y yo hicimos una escala de varias horas en el aeropuerto de Heathrow. Ahora que todos los aeropuertos del mundo se han convertido en malls, al menos ofrecen la ventaja de tener librerías (y en algunas salas, qué maravilla, máquinas expendedoras de libros).
En nuestra espera dimos un repasón a los estantes de novedades, del cual Rebeca extrajo el último libro de la serie de Lemony Snickett, de la que es fan, y yo, Cell, la penúltima novela de Stephen King (que aún no leo) y The God Delusion, de Richard Dawkins.
Es difícil resumir en pocas líneas quién es Richard Dawkins y qué ha hecho en esta vida. Biólogo evolucionista por Oxford, continuador de la obra de Darwin, es uno de los intelectuales Europeos más respetados.
Dawkins es un activo divulgador de la ciencia y creador de la teoría del gen egoísta y del término meme, que se refiere al equivalente cultural de los genes (es decir, la manera en que las ideas se reproducen a la manera de genes, muy en la línea del concepto del lenguaje como un virus de William Burroughs).
Altamente respetado en el mundo académico, mr. Dawkins ha publicado una docena de libros que básicamente han profundizado en la teoría de la evolución de Darwin, con la intención de popularizarla entre el gran público.
Ahora Dawkins vuelve con un libro maravilloso y conmovedor. The God Delusion pretende, en palabras del autor, lograr que quien tenga dudas acerca de la existencia de dios las disipe y aquél creyente que lo lea se vuelva escéptico al terminar el libro.
Dawkins hace una defensa cienfífica del ateísmo. Expone algunas de las demostraciones teológicas de la existencia de dios (como la de Santo Tomás de Aquino) al rigor de un análisis científico e invariablamente llega a la misma conclusión: la complejidad de este universo es producto de millones de años de evolución, un esquema complejo en el que no hay cabida para un ser sobrenatural, creador de todas las cosas y celoso observador/protector de la humanidad.
Con gran honestidad y valentía, Dawkins defiende la posición del escéptico, sabedor del gran prejuicio general que pende sobre quienes declaran públicamente no creer en dios, rebate el prejuicio de que una persona no religiosa es amoral e incluso aporta evidencia estadísitica sobre la inexistencia de los milagros y la supuesta efectividad de la oración.
Criticado por la virulencia con que deja caer sus ataques sobre las más importantes religiones organizadas (cristianismo, judaísmo e islamismo), Dawkins no resiste la tentación de vertir no poco vitriolo sobre las creencias de los religiosos fundamentalistas. Cuestiona las grandes inconsistencias de la Biblia (aunque reconoce su importancia cultural) y pone en tela de juicio la pertinencia de imponer un libro, producto de su contexto histórico, como referente moral universal.
Al mismo tiempo, Dawkins hace una defensa del conocimiento científico, que básicamente se refiere al saber las cosas por sus causas naturales a través del análisis racional (¿hay de otro?), posición encontrada inevitablemente ante la imposición de dogmas religiosos incustionables.
Como bien puntualiza el autor, las religiones organizadas y quienes la profesan sienten la obligación de convencer a los no creyentes de la existencia de dios, mientras que los escépticos suelen ser bastante más respetuoso. Al respecto, Dawkins cuestiona el respeto casi reverencial que se da a las creencias religiosas ajenas (es decir, critica los excesos de la corrección política y sus absurdos). Devastador, dice: "estoy obligado a respetar las creencias religiosas de mi vecino en la misma medida en que respeto su creencia de que su esposa es hermosa y sus hijos, inteligentes."
Si bien hay momentos en que don Richard es excesivamente radical incluso para ateos como yo, The God Delusion, cuya traducción más cercana sería para mí El engaño de dios, es un libro bienvenido en un escenario mundial donde las creencias religiosas han jugado un creciente papel en la toma de decisiones político-económicas (saludos a George Bush).
Quizá por ello, es tan conmovedora la campaña de publicidad que se le ha hecho al libro en Estados Unidos, donde se ve una foto de las torres gemelas de Nueva York con la frase "Imagine no religion" ("Imagina que no hay religión"), de John Lennon.
Un libro conmovedor, divertido y sumamente inteligente, recomendable tanto para escépticos como creyentes. Una biblia para los ateos.
Y una gran lectura para iniciar el año.
Amén.
(Al parecer pronto habrá una edición en español, pues sé de buena fuente que los derechos de traducción fueron comprados por una editorial española. Ojalá tenga una buena traducción.)
miércoles, enero 10, 2007
400
Este blog llega ya a su tetracentésimo post (¿se dice así?). Quizá haya alguna sorpresilla en el futuro, pero por ahora me guardo el as bajo la manga.
Quería que este fuera un texto especial, por lo que me cae como perlas la columna de Martín Bonfil publicada hoy en Milenio (echando manos de palabras de otros, parafraseando a don Mario Benedetti).
El asunto es que me parece urgente hacer eco de lo escrito por mi amigo Martín. Hace muchos años, los Polivoces hacían la broma de que iban a chupar a una cantina que se llamabe "El hígado no existe." Pero el SIDA sí, y por ello me parece importante reproducir aquí su texto.
Y para quien lo dude, ahí les dejo esa bella (si cabe) microfotografía del virus...
MILENIO DIARIO
La ciencia por gusto
Sida, ignorancia e irresponsabilidad
Martín Bonfil Olivera
10 de enero de 2007
Se me adelantó Luis González de Alba cuando el lunes se indignó ante la reciente y peligrosa campaña de desinformación sobre el sida.
El asunto salió a flote cuando el periodista Ricardo Rocha presentó en su programa Reporte 13 varios reportajes sobre los "disidentes" o "escépticos" del sida.
Aunque usted no lo crea, son científicos más o menos serios (y varios charlatanes, como los de la asociación "Vivo y sano") que creen que el sida no es causado por un virus, el VIH, sino por drogas, medicamentos o desnutrición. No son expertos en sida, pero tienen datos y argumentos para defender su postura. Sólo que existen muchas, muchísimas más pruebas a favor de la teoría contraria.
Esto no tendría nada de raro si fuera un debate científico cualquiera (digamos, sobre la existencia de vida en Marte). Pero el sida es diferente: es un gravísimo asunto de salud pública. El gasto social para enfrentar el creciente número de infectados es enorme. La prevención de nuevas infecciones principalmente mediante el adecuado uso del condón es literalmente asunto de seguridad nacional.
Ante esto, y más allá de la libertad de prensa, difundir las erróneas teorías de los disidentes del sida es verdaderamente criminal.
Sólo piense: según los disidentes, el VIH no causa el sida (otros, más delirantes, afirman que el virus ¡no existe!). Conclusión obvia: no tiene caso usar condón para prevenirlo. Consecuencia: una creciente ola de infecciones.
Pero hay más: según ellos, los medicamentos antirretrovirales usados para tratar a quienes están infectados ¡son la causa de sus síntomas! El aterrador efecto es que hay ya decenas de pacientes que están abandonando los únicos tratamientos comprobados que pueden mantenerlos sanos.
Para ejercer el periodismo científico se requiere estar preparado. Rocha creyó que sólo porque son científicos, sus entrevistados eran fuentes confiables. Pero los científicos también se equivocan. Al no saber cómo funciona la ciencia y escuchar la voz de una minoría, ignoró el consenso prácticamente total de la comunidad científica internacional: el sida es definitivamente causado por un virus; el contagio puede evitarse usando condón, y las terapias antirretrovirales mejoran la esperanza de vida de los infectados casi indefinidamente.
Quien divulgue lo contrario, como hizo Rocha, muestra no sólo gran ignorancia, sino mucha irresponsabilidad.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
martes, enero 09, 2007
De vuelta a la escuela
Inicio de semestre. Reanudar la rutina. Pararse temprano los martes y jueves. Manejar hasta la universidad. Enfrentar el tráfico, llegar a clase, pasar lista. Volver a decirles de qué se va a tratar el curso, ver sus caras llenas de una mezcla de apatía e indiferencia.
Este semestre daré dos grupos de Ilustración 2. Medios digitales. Veamos qué tal nos va.
Como cada semestre, comienzo preguntándoles cómo se llaman. Qué libro fue el último que han leído. Muchos (¿o debo decir 'muchas'? después de todo la mayoría son mujeres) se sorprenden con la pregunta.
'Leí un libro que nada que ver con la carrera', me dice una de ellas. 'Sería tristísimo que sólo leyeras libros de diseño", le contesto.
Muchos Códigos Da Vinci, demasiadas Crónicas de una muerte anunciada. ¿Qué no hay otros libros?
La sorpresa: uno de mis alumnos acaba de leer The God Delusion, de Richard Dawkins, sobre el que me quiero detener con detalle en el siguiente post. Este chaval promete, promete...
Con expresión de ofendido, el siguiente alumno me dice, quizá un poco apabullado del excesivo entusiasmo que muestro por el que leyó a Dawkins: 'Yo acabo de leer uno que se llama Conversaciones con Dios'.
Mmm. Nunca he sabido que nadie, absolutamente nadie --como no sea en un delirio-- haya hablado con dios. Se lo digo.
'Bueno', responde, 'es algo así como meditación...'
Declaro que soy ateo. Cuando veo más de un par de ojos abrirse como platos, aclaro que soy un ateo respetuoso.
'La gente religiosa', les digo, 'suele querer convertir a los ateos en creyentes. Los ateos no buscamos convertir a los religiosos en escépticos.'
Siguiente, por favor.
Dicen leer a Vargas Llosa. Novelitas rosas ('era tan mala que ni del título me acuerdo'). Nadie lee ciencia ficción. Ni clásicos. Sé que muchos mienten, que dicen el título que logran recordar de algún libro leído en la prepa. Diseño es una carrera que puedes terminar sin leer un solo libro completo. Qué vergüenza.
'Cuando estoy terminando de leer uno empiezo con el que sigue', dice una chica que tuve hace dos semestres. Cuando le digo que yo leo varios al mismo tiempo, me dice que ella se hace bolas con más de un libro. Le comparto mi secreto: lee uno de ficción y otro de ensayo.
'La única manera de alimentar su cerebro', pontifico, 'es a través de la lectura. Si leen basura, tendrán un cerebro basuroso. Si no leen nada, tendrán un cerebro raquítico.'
'Yo no leo nada', 'La verdad, no tengo la costumbre', dicen varios. No opino. Pero por dentro me corroe la tristeza.
Pero la mañana se la lleva una alumna que, supongo que para quedar bien, me da una respuesta digna de Vicente Fox: dice que está leyendo un libro de Gael García Márquez...
Inicio de semestre. Reanudar la rutina. Pararse temprano los martes y jueves. Manejar hasta la universidad. Enfrentar el tráfico, llegar a clase, pasar lista. Volver a decirles de qué se va a tratar el curso, ver sus caras llenas de una mezcla de apatía e indiferencia.
Este semestre daré dos grupos de Ilustración 2. Medios digitales. Veamos qué tal nos va.
Como cada semestre, comienzo preguntándoles cómo se llaman. Qué libro fue el último que han leído. Muchos (¿o debo decir 'muchas'? después de todo la mayoría son mujeres) se sorprenden con la pregunta.
'Leí un libro que nada que ver con la carrera', me dice una de ellas. 'Sería tristísimo que sólo leyeras libros de diseño", le contesto.
Muchos Códigos Da Vinci, demasiadas Crónicas de una muerte anunciada. ¿Qué no hay otros libros?
La sorpresa: uno de mis alumnos acaba de leer The God Delusion, de Richard Dawkins, sobre el que me quiero detener con detalle en el siguiente post. Este chaval promete, promete...
Con expresión de ofendido, el siguiente alumno me dice, quizá un poco apabullado del excesivo entusiasmo que muestro por el que leyó a Dawkins: 'Yo acabo de leer uno que se llama Conversaciones con Dios'.
Mmm. Nunca he sabido que nadie, absolutamente nadie --como no sea en un delirio-- haya hablado con dios. Se lo digo.
'Bueno', responde, 'es algo así como meditación...'
Declaro que soy ateo. Cuando veo más de un par de ojos abrirse como platos, aclaro que soy un ateo respetuoso.
'La gente religiosa', les digo, 'suele querer convertir a los ateos en creyentes. Los ateos no buscamos convertir a los religiosos en escépticos.'
Siguiente, por favor.
Dicen leer a Vargas Llosa. Novelitas rosas ('era tan mala que ni del título me acuerdo'). Nadie lee ciencia ficción. Ni clásicos. Sé que muchos mienten, que dicen el título que logran recordar de algún libro leído en la prepa. Diseño es una carrera que puedes terminar sin leer un solo libro completo. Qué vergüenza.
'Cuando estoy terminando de leer uno empiezo con el que sigue', dice una chica que tuve hace dos semestres. Cuando le digo que yo leo varios al mismo tiempo, me dice que ella se hace bolas con más de un libro. Le comparto mi secreto: lee uno de ficción y otro de ensayo.
'La única manera de alimentar su cerebro', pontifico, 'es a través de la lectura. Si leen basura, tendrán un cerebro basuroso. Si no leen nada, tendrán un cerebro raquítico.'
'Yo no leo nada', 'La verdad, no tengo la costumbre', dicen varios. No opino. Pero por dentro me corroe la tristeza.
Pero la mañana se la lleva una alumna que, supongo que para quedar bien, me da una respuesta digna de Vicente Fox: dice que está leyendo un libro de Gael García Márquez...
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