Atenta invitación
Historietas 3.0 en el Centro Cultural España.
Dar click en la imagen para ver la programación completa.
lunes, octubre 26, 2009
lunes, octubre 19, 2009
Empecé a escribir por dos razones. La primera es que el amigo con el que hacía pareja para hacer cómics tardaba demasiado en dibujarlos. La segunda era porque me gustan los subgéneros.
Sí, sé que son dos razones muy pedorras para abrazar una vocación narrativa. Para meterse a escritor.
Tengo decenas de colegas que empezaron a escribir por que leyeron a Tolstoi. Porque deseaban siquiera rozar de lejos la belleza de lo escrito por Borges. Porque una fuerza primigenia les obligaba a vertir sus poemas sobre la página en blanco. Muy bien. Los respeto y a muchos de ellos los estimo.
Uno de mis cuates, el Rufián Melancólico acaba de escribir esto en su blog:
Taxonomía de la escritura
Las personas inteligentes escriben novelas.
Las sabias, cuentos.
Las empeñosas, ensayos.
Las iluminadas, poesía.
Las simples con aspiraciones estudian literatura para disertar sobre las cuatro anteriores.
Es un bonito aforismo. Con la agudeza de todo lo que escribe el Rufián.
Yo empecé escribiendo cuentos. Cosa curiosa, el cuento es mucho más complejo que la novela, lo sé ahora, pero nadie empieza escribiendo novelas. O muy poca gente.
Inicié, decía, con los cuentos. Desde los primeros balbuceos, juegos presuntamente ingeniosos con finales que yo suponía sorprendentes sólo para darme cuenta, como todos los que comienzan a escribir, que tus primeros textos están llenos de lugares comunes.
Escribí cuentos durante varios años. Comencé a explorar la estructura del género. Me puse a leer sobre la construcción de las anécdotas, la caracterización de los personajes. Sobre la tensión dramática. Con gran torpeza y desde lo autodidacta: yo estudié diseño gráfico, donde no se lee nada. Tuve que ir intuitivamente, sin tutores especializados.
Entonces descubrí que podría pasarme años escribiendo cuentos pero difícilmente podía llevar mi carrera a ningún lado, por dos razones: no tengo el talento de Alberto Chimal y ningún editor grande publica libros de cuento.
Pero abundaré sobre ello en el siguiente post.
Sí, sé que son dos razones muy pedorras para abrazar una vocación narrativa. Para meterse a escritor.
Tengo decenas de colegas que empezaron a escribir por que leyeron a Tolstoi. Porque deseaban siquiera rozar de lejos la belleza de lo escrito por Borges. Porque una fuerza primigenia les obligaba a vertir sus poemas sobre la página en blanco. Muy bien. Los respeto y a muchos de ellos los estimo.
Uno de mis cuates, el Rufián Melancólico acaba de escribir esto en su blog:
Taxonomía de la escritura
Las personas inteligentes escriben novelas.
Las sabias, cuentos.
Las empeñosas, ensayos.
Las iluminadas, poesía.
Las simples con aspiraciones estudian literatura para disertar sobre las cuatro anteriores.
Es un bonito aforismo. Con la agudeza de todo lo que escribe el Rufián.
Yo empecé escribiendo cuentos. Cosa curiosa, el cuento es mucho más complejo que la novela, lo sé ahora, pero nadie empieza escribiendo novelas. O muy poca gente.
Inicié, decía, con los cuentos. Desde los primeros balbuceos, juegos presuntamente ingeniosos con finales que yo suponía sorprendentes sólo para darme cuenta, como todos los que comienzan a escribir, que tus primeros textos están llenos de lugares comunes.
Escribí cuentos durante varios años. Comencé a explorar la estructura del género. Me puse a leer sobre la construcción de las anécdotas, la caracterización de los personajes. Sobre la tensión dramática. Con gran torpeza y desde lo autodidacta: yo estudié diseño gráfico, donde no se lee nada. Tuve que ir intuitivamente, sin tutores especializados.
Entonces descubrí que podría pasarme años escribiendo cuentos pero difícilmente podía llevar mi carrera a ningún lado, por dos razones: no tengo el talento de Alberto Chimal y ningún editor grande publica libros de cuento.
Pero abundaré sobre ello en el siguiente post.
miércoles, octubre 14, 2009
ACTUALIZACIÓN: Se cancela el evento de hoy a las 19:00 en Bellas Artes
URGENTE
La feria del libro del Zócalo se cancela debido a las movilizaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas. Aún ignoro si el evento del jueves (día de la Megamarcha) en Bellas Artes también se cancela. Se los avisaré por este medio.
URGENTE
La feria del libro del Zócalo se cancela debido a las movilizaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas. Aún ignoro si el evento del jueves (día de la Megamarcha) en Bellas Artes también se cancela. Se los avisaré por este medio.
lunes, octubre 12, 2009
Una semana muy movida...
Mañana martes a las 5 presento en la Feria del libro del Zócalo el segundo volumen de la serie Muerte Querida, de mi amigo Augusto Mora (como pueden ver en el videíto). Aprovecho para anunciar mis presentaciones durante la feria:
Martes 13
17:00 Presentación: Proyecto editorial "Las cosas del infierno" “Muerte querida” de Augusto Mora con Bachan, Uriel Pérez, Fernando Rivera y BEF. Foro Rosario Castellanos.
Miércoles 14
16:00 Tertulia: “Ciencia ficción y fantasía” con José Luis Zárate, Gerardo Porcayo, Gabriel Trujillo, Irving Roffe y H. Pascal, modera BEF. Café Literario Julio Cortázar
Jueves 15
14:45 Presentación de mi novela Gel azul. Faro Joven.
16:00 Tertulia: “Ciencia ficción y fantasía” con José Luis Zárate, Gerardo Porcayo, Gabriel Trujillo, Irving Roffe y H. Pascal, modera BEF. Café Literario Julio Cortázar
Viernes 16
17:00 Presentación Monorama 2 de Bef y Flor de Adrenalina de José Quintero, Ed. Resistencia. Foro Rosario Castellanos.
Sábado 17
11:30 Presentación de Editorial Resistencia con Josefina Larragoiti, Pepe Quintero y Bef. Faro Joven.
15:30 Mesa redonda: “El comic: de lo urbano a lo underground con H.G. Santarriaga, Nuk 9, Leonardo Olea, El Hino y Bef. Faro Joven
18:30 Mesa redonda: “La fallida guerra contra el Narco” con Jorge Moch, Elmer Mendoza, Víctor Ronquillo y Bef. Foro General Mario Bebnedetti.
La programación de la feria del libro en el Zócalo está aquí.
El mismo jueves 15 participo en el ciclo "Nuevas voces de la literatura Mexicana", donde modero una mesa redonda en la que participan Karen Chacek, Rodolfo JM, Arturo Vallejo y Rafael Toriz. La cita es a las 19:00 en la sala Adamo Boari del palacio.
Espero verlos en alguno de estos espacios. La entrada es libre (y soberana) para todos los eventos.
Mañana martes a las 5 presento en la Feria del libro del Zócalo el segundo volumen de la serie Muerte Querida, de mi amigo Augusto Mora (como pueden ver en el videíto). Aprovecho para anunciar mis presentaciones durante la feria:
Martes 13
17:00 Presentación: Proyecto editorial "Las cosas del infierno" “Muerte querida” de Augusto Mora con Bachan, Uriel Pérez, Fernando Rivera y BEF. Foro Rosario Castellanos.
Miércoles 14
16:00 Tertulia: “Ciencia ficción y fantasía” con José Luis Zárate, Gerardo Porcayo, Gabriel Trujillo, Irving Roffe y H. Pascal, modera BEF. Café Literario Julio Cortázar
Jueves 15
14:45 Presentación de mi novela Gel azul. Faro Joven.
16:00 Tertulia: “Ciencia ficción y fantasía” con José Luis Zárate, Gerardo Porcayo, Gabriel Trujillo, Irving Roffe y H. Pascal, modera BEF. Café Literario Julio Cortázar
Viernes 16
17:00 Presentación Monorama 2 de Bef y Flor de Adrenalina de José Quintero, Ed. Resistencia. Foro Rosario Castellanos.
Sábado 17
11:30 Presentación de Editorial Resistencia con Josefina Larragoiti, Pepe Quintero y Bef. Faro Joven.
15:30 Mesa redonda: “El comic: de lo urbano a lo underground con H.G. Santarriaga, Nuk 9, Leonardo Olea, El Hino y Bef. Faro Joven
18:30 Mesa redonda: “La fallida guerra contra el Narco” con Jorge Moch, Elmer Mendoza, Víctor Ronquillo y Bef. Foro General Mario Bebnedetti.
La programación de la feria del libro en el Zócalo está aquí.
El mismo jueves 15 participo en el ciclo "Nuevas voces de la literatura Mexicana", donde modero una mesa redonda en la que participan Karen Chacek, Rodolfo JM, Arturo Vallejo y Rafael Toriz. La cita es a las 19:00 en la sala Adamo Boari del palacio.
Espero verlos en alguno de estos espacios. La entrada es libre (y soberana) para todos los eventos.
lunes, octubre 05, 2009
Expo en el Carrillo Gil
En el marco de la exposición "De la Tierra a la Luna", que se exhibirá del 7 de octubre al 14 de febrero próximos, presento la exposición individual "Mexicanos en el espacio" en el Gabinete Gráfico del museo.
Se trata de una pequeña selección de obra gráfica que incluye mi colección de litografías "¡BROM!", desarrollada durante una estancia en el taller de grabado del Museo Felguérez de Zacatecas.
La inauguración es este miércoles próximo a las 19:00 horas en el museo, sito en Av. Revolución 1608 esquina con Altavista, Col. San Ángel. La entrada es libre y están todos invitados.
Espero verlos por allá-
(Más información sobre la expo aquí).
En el marco de la exposición "De la Tierra a la Luna", que se exhibirá del 7 de octubre al 14 de febrero próximos, presento la exposición individual "Mexicanos en el espacio" en el Gabinete Gráfico del museo.
Se trata de una pequeña selección de obra gráfica que incluye mi colección de litografías "¡BROM!", desarrollada durante una estancia en el taller de grabado del Museo Felguérez de Zacatecas.
La inauguración es este miércoles próximo a las 19:00 horas en el museo, sito en Av. Revolución 1608 esquina con Altavista, Col. San Ángel. La entrada es libre y están todos invitados.
Espero verlos por allá-
(Más información sobre la expo aquí).
viernes, octubre 02, 2009
En la feria del libro de Saltillo
Participo en dos mesas redondas sobre novela policiaca.
Una, el sábado 3 de octubre de 17 a 19 horas con Paco Ignacio Taibo II, Rolo Díez, Francisco Amparán, mi querido Paco Haghenbeck y Juan José Rodríguez.
El domingo se repite la sesión, de 12 a 14 horas, con PIT II, Hernández Luna, Myriam Laurini, Élmer Mendoza, Eduardo Monteverde y Juan José Rodríguez.
El programa de la feria, que está de rechupete, lo pueden consultar aquí.
Participo en dos mesas redondas sobre novela policiaca.
Una, el sábado 3 de octubre de 17 a 19 horas con Paco Ignacio Taibo II, Rolo Díez, Francisco Amparán, mi querido Paco Haghenbeck y Juan José Rodríguez.
El domingo se repite la sesión, de 12 a 14 horas, con PIT II, Hernández Luna, Myriam Laurini, Élmer Mendoza, Eduardo Monteverde y Juan José Rodríguez.
El programa de la feria, que está de rechupete, lo pueden consultar aquí.
El pasillo del azúcar
Se llamaba Raquel. Era una niña larga, larga, blanca, blanca. Iba conmigo en la primaria y tengo grabado a fuego en la memoria una manñana de segundo de primaria en que llegó a decirme en el salón "hoy mataron a John Lennon."
Yo me fui de esa escuela. Estudié en un colegio católico de puros hombres (algo así como un reformatorio).
Pasaron los años. Con ellos, la vida siguió.
Años después escribí "El pasillo del azúcar", cuento sobre una niña que descubre que su maestra es un mutante. Híbrido de horror y literatura infantil. La protagonista natural fue Raquel, mi amiguita de la primaria. Tenía treinta años de no verla.
El cuento fue rechazado de varias editoriales infantiles. Lo acabé publicando en El llanto de los niños muertos, una antología personal de cuento fantástico.
Años más tarde, en este mismo blog apareció un comentario de ella. "Soy Raquel, de la escuela Bélgica. ¿Me recuerdas?." Eso, y un mail de TV azteca. No más.
Llamé a la televisora. Pedí por Raquel Gómez. Era ella.
Fue muy emocionante.
Nos vimos en un café. Fue hermoso recordar de golpe una niñez casi olvidada, bloqueada.
"Siempre estuve enamorada de ti", me dijo, "pero tú sólo tenías ojos para Angélica."
Recordé que ella me dio mi primer beso, un beso esquimal de roce de narices a los ocho años. Ella me recordaba dibujando siempre. Yo, como una líder natural, llena de carisma. Desde luego, le regalé el libro con su cuento.
Raquel había hecho su vida. Divoriciada. Dos hijos casi adolescentes. Su hija era fan de Mamá Pulpa. Yo salía de una ruptura dolorosa, una relación de un año que me había dejado hecho mierda. Prometimos volver a vernos.
Lo hicimos apenas un par de veces más. Una vez tomamos café en Coyoacán, casi dos años después. Me dio una noticia brutal: tenía cancer en el sistema linfático. Un tumor repartido por todo el cuerpo que ocuparía, amasado, el tamaño de una bola de básquetbol.
Ello no le impidió correr un par de maratones. No sé cómo lo hacía.
Ya desde esa vez llevaba una peluca. La ví casi tres años después. Me la encontré en el metro. Iba a consulta al Centro Médico. "Me voy a casar", le dije. Se alegró mucho. No llevaba peluca. Había perdido todo el cabello. Aún así se veía bonita.
Arturo García Abraján, célebre librero, era un amigo mutuo. Siempre que nos veíamos planeábamos juntarnos con Raquel a tomar un café o algo. Nunca lo hicimos.
En la primavera Arturo me llamó. "Paisano, te tengo una mala noticia: Raquel falleció hace unos días."
Apenas en la navidad habíamos hablado por teléfono. La escuché cansada. "Lucha", le dije. "Por tus hijos." El cáncer la venció. Perdió el último combate, ella que había sido cinta negra de karate.
Ese mismo día, cuando supe la noticia, fui a una entrevista con la gente del programa del Hueso, en la XEW. Marisol Gasé, una de las locutoras, había estado en el mismo salón que Raquel y yo. No nos veíamos desde niños. Lo primero que hizo fue preguntarme cómo estaba Raquel.
"Murió", le contesté. Nos quedamos viendo. Nos abrazamos. Dejé escapar una lagrimita. De inmediato entramos al aire. La vida seguía.
Ahora, en el encuentro de escritores de Monterrey decidí leer el cuento. A Rebeca, mi esposa, le encanta esa historia.
Es un pequeño homenaje. Va dedicado a ti, Raquel, donde quiera que estés.
PD: El amigo que dice que no es poeta y tiene poemas para demostrarlo es el gran José Luis Zárate.
(Gracias a mi carnal, el Mudo Vázquez, por grabar mi lectura).
Se llamaba Raquel. Era una niña larga, larga, blanca, blanca. Iba conmigo en la primaria y tengo grabado a fuego en la memoria una manñana de segundo de primaria en que llegó a decirme en el salón "hoy mataron a John Lennon."
Yo me fui de esa escuela. Estudié en un colegio católico de puros hombres (algo así como un reformatorio).
Pasaron los años. Con ellos, la vida siguió.
Años después escribí "El pasillo del azúcar", cuento sobre una niña que descubre que su maestra es un mutante. Híbrido de horror y literatura infantil. La protagonista natural fue Raquel, mi amiguita de la primaria. Tenía treinta años de no verla.
El cuento fue rechazado de varias editoriales infantiles. Lo acabé publicando en El llanto de los niños muertos, una antología personal de cuento fantástico.
Años más tarde, en este mismo blog apareció un comentario de ella. "Soy Raquel, de la escuela Bélgica. ¿Me recuerdas?." Eso, y un mail de TV azteca. No más.
Llamé a la televisora. Pedí por Raquel Gómez. Era ella.
Fue muy emocionante.
Nos vimos en un café. Fue hermoso recordar de golpe una niñez casi olvidada, bloqueada.
"Siempre estuve enamorada de ti", me dijo, "pero tú sólo tenías ojos para Angélica."
Recordé que ella me dio mi primer beso, un beso esquimal de roce de narices a los ocho años. Ella me recordaba dibujando siempre. Yo, como una líder natural, llena de carisma. Desde luego, le regalé el libro con su cuento.
Raquel había hecho su vida. Divoriciada. Dos hijos casi adolescentes. Su hija era fan de Mamá Pulpa. Yo salía de una ruptura dolorosa, una relación de un año que me había dejado hecho mierda. Prometimos volver a vernos.
Lo hicimos apenas un par de veces más. Una vez tomamos café en Coyoacán, casi dos años después. Me dio una noticia brutal: tenía cancer en el sistema linfático. Un tumor repartido por todo el cuerpo que ocuparía, amasado, el tamaño de una bola de básquetbol.
Ello no le impidió correr un par de maratones. No sé cómo lo hacía.
Ya desde esa vez llevaba una peluca. La ví casi tres años después. Me la encontré en el metro. Iba a consulta al Centro Médico. "Me voy a casar", le dije. Se alegró mucho. No llevaba peluca. Había perdido todo el cabello. Aún así se veía bonita.
Arturo García Abraján, célebre librero, era un amigo mutuo. Siempre que nos veíamos planeábamos juntarnos con Raquel a tomar un café o algo. Nunca lo hicimos.
En la primavera Arturo me llamó. "Paisano, te tengo una mala noticia: Raquel falleció hace unos días."
Apenas en la navidad habíamos hablado por teléfono. La escuché cansada. "Lucha", le dije. "Por tus hijos." El cáncer la venció. Perdió el último combate, ella que había sido cinta negra de karate.
Ese mismo día, cuando supe la noticia, fui a una entrevista con la gente del programa del Hueso, en la XEW. Marisol Gasé, una de las locutoras, había estado en el mismo salón que Raquel y yo. No nos veíamos desde niños. Lo primero que hizo fue preguntarme cómo estaba Raquel.
"Murió", le contesté. Nos quedamos viendo. Nos abrazamos. Dejé escapar una lagrimita. De inmediato entramos al aire. La vida seguía.
Ahora, en el encuentro de escritores de Monterrey decidí leer el cuento. A Rebeca, mi esposa, le encanta esa historia.
Es un pequeño homenaje. Va dedicado a ti, Raquel, donde quiera que estés.
PD: El amigo que dice que no es poeta y tiene poemas para demostrarlo es el gran José Luis Zárate.
(Gracias a mi carnal, el Mudo Vázquez, por grabar mi lectura).
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