Lecturas de invierno
Hoy quiero compartir aquí lo que ando leyendo en estas vacaciones decembrinas, algunos de ellos ya me los refiné y otros estoy en proceso de; la mayoría de ellos son recomendaciones de gente que quiero y ahora quiero correr la voz.
Van primero los ya leídos:
La mano de la buena fortuna de Goran Petrovic
"¿Tú me dijiste que Petrovic escribe como si Neil Gaiman fuera buen novelista?", le pregunté a Alberto Chimal. "No fui yo", me contestó, "pero es una buena manera de definirlo."
Efectivamente, Goran Petrovic, nacido en Serbia en 1961, es un fabulador de refinada vocación fantástica, y si bien estoy casi seguro de que no tiene ninguna vinculación directa con el propio Gaiman (ni siquiera deben conocerse), ambos deben compartir un montón de lecturas (y gozarían los libros del otro).
Fue mi amiga Bob la que habló por primera vez de Petrovic, que es su autor favorito, y quien me dijo que esta novela sería presentada en el Museo de Antopología. Ahí estuve, con una centena de entusiastas que incluyeron a los propios Bob, su novio René y Chimal.
La novela, situada en un período que cubre prácticamente todo el siglo XX serbio, es una celebración gozosa del acto de la lectura como elaboración mágica (y no pocas veces como acto subversivo). El misterioso libro Mi legado, novela ficticia sin personajes ni trama que sólo contiene la minuciosa descripción de una casa y sus jardines, sirve al autor para enlazar la historia de Anastas Branica, el autor del extraño libro y una serie de personajes entrañables que incluyen al corrector de estilo de una revista turística, una estudiante de inglés que busca emigrar de Belgrado, un espía del viejo estado comunista y una anciana bibliófila, enamorada en su adolescencia de Anastas.
Cualquier sinopsis que hiciera de la trama sólo sería un grosero bosquejo, como la cuarta de forros del propio libro, por lo que los invito con entusiasmo a adentrarse en su páginas para perderse en el universo onírico de Petrovic. De lo mejor que he leído recientemente.
Savage Membrane de Steve Niles
Hace poco vi a mi amigo y colega monero Santiago Casares Chili. Platicando con él me di cuenta de lo desconectado que ando del mundillo de los cómics. Chili, generoso como siempre, me prestó un par compilaciones de la serie Y: The Last Man (que la neta no me entusiasmó mucho) y de Hellblazer, que me gustó bastante más. También me prestó un par de novelas interesantes, una de las cuales ya leí: Savege Membrane es una hitoria de Steve Niles, guionista menor de cómics (ha escrito algunas cosas de Spawn y Batman, pero no es Alan Moore o Grant Morrison).
El autor fusiona dos subgéneros por los que siente un amor desbordado que no puede disimular, la novela negra y el horror. Cal MCDonald es un detective duro, ex policía y ex drogata que además de todo, puede ver gente muerta. Acompañado de Mo' Lock, su fiel asistente zombie, a McDonald se le encargan los casos más estrafalarios con los que tiene que lidiar el oficial Blout del departamento de policía de Washington DC.
En esta ocasión, una serie de cadáveres aparecen por toda la ciudad. Los cuerpos son hallados sin causa evidente de fallecimiento, pero con la caja encefálica vacía. McDonald sabe que detrás de ello yace una fuerza oscurs y misteriosa a la que se enfrentó en el pasado.
Si bien no es una gran novela (me parece que a veces se pierde en el homenaje y que tiene problemillas de ritmo), Niles logra crear un personaje entrañable dentro de un mundo ficticio donde lo que domina es la atmósfera noir perfectamente asimilada de autores como Ed McBain, James Ellroy y el mismísimo Chandler. Hay momentos en que recuerda al Stephen King de Umney's Last Case, pero en todo caso jamás cae en lo aburrido (y se agradece que tome distancia de los referentes obligados de John Constantine y los X-Files). Una divertida novelita policíaca bien diseñada e ilustrada por Ashley Wood.
Sus ojos son fuego, de Gonzalo Soltero
Ésta es la única de la que no tengo imagen (y que olvidé en casa, de otro modo hubiera digitalizado la portada).
Ganadora en 2004 del prestigioso premio de novela Jorge Ibargüengoitia, convocado por el estado de Guanajuato, Sus ojos... es una gran novela de ciencia ficción, en la mejor acepción del término. En ella, el biólogo Adrián Ustoria sobrelleva una mediocre vida de investigador en un instituto dominado por la administración burocrática y los trabajadores sindicalizados. Ustoria intuye que está en el umbral de un gran descubrimiento que vincula el comportamiento animal y su agresividad con los niveles de contaminación de la Ciudad de México, sólo para descubrir que ésta se ha convertido en una bomba de tiempo para sus habitantes, amenazadas por la especie animal con la que la humanidad siempre ha competido: las ratas.
Perturbadora, inquietante pero sobre todo rigurosamente ejecutada, la novela demuestra desde la primera página los méritos que decidieron al jurado otorgarle el premio.
Desgraciadamente es difícil de conseguir, pero vale la pena el intento (supe de ella por una nota muy entusiasta de Eduardo Antonio Parra, así que viene con buenas recomendaciones).
En proceso de lectura:
Cuando el río suena, de Joe R. Lansdale
Regalo de Alberto y Raquel Chimal, que saben de mi gusto por los cuentos de Lansdale, que a su vez conocí por Pepe Rojo.
Cuando el río suena es la traducción de la novela The Bottoms, con la que el autor ganó el Edgar Award en 2001. A medio camino entre la novela negra, el horror y el recuento histórico, narra los recuerdos de un niño texano durante la gran depresión, cuando su vida cotidiana se ve rota por el descubrimiento, junto con su hermanita, del cadáver de una mujer negra que ha sido violada, torturada y colgada de un árbol a un lado del río.
Un autor perturbador donde los haya, Lansdale logra equilibrar el tono iniciático de la narración con la sordidez del asesinato, la tensión racial en la Texas de los años treinta y la recreación del habla de la época (que desgraciadamente se pierde en la traducción que por otro lado es impecable). Apenas la comencé a leer y ya voy en la página 70 de 306, así que promete, ya les contaré...
Por leer:
Atlas descrito por el cielo, de Goran Petrovic
Esta fue la primera novela que publicó en español la editorial Sexto Piso de Petrovic. La mano de la buena fortuna me dejó con ganas de más. Debo resaltar la extraordianria traducción de una mujer de nombre impronunciable a quien en la presentación del libro todos llamaban Buba (sí, como la de Quintero). Es el libro favorito de mi amiga Bob.
Battle Royale, de Houshun Takami
Hace poco lamentaba con José Luis Zárate la ausencia de traducciones de ciencia ficción japonesa (narrativa, no manga ni anime). Sin saberlo, Chili llegó al rescate al prestarme esta novela en la que un grupo de preparatorianos son llevados a una isla desierta como parte de un experimento militar secreto.
En ella, deben pelear unos contra otros hasta que de los cuarentaidós sólo quede un sobreviviente (Survivor meets Beverly Hills 90210 a lo cabrón).
La novela ha sido posteriormente adaptada a manga y se adaptó al cine en una cinta hiperviolenta (seguro el Carcass y Jorge Grajales ya la vieron). Yo me muero por hincarle el diente. Ya les platicaré...
The Blind Assasin, de Margaret Atwood
Penúltima novela de esta autora canadiense, quizá la más importante de su generación. La he empezado a leer dos veces sin avanzar mucho, así que esta es mi oportunidad. Espero lograrlo.
Así mismo, me gustaría terminar la trilogía de Red Mars, Green Mars y Blue Mars De Kim Stanley Robinson, acabar de una vez por todas Vineland de Thomas Pynchon y leer Perdido Street Station de China Mieville (que me regaló Paco Haghenbeck hace mucho) y Cryptonomicon y Diamond Age de Neal Stephenson, pero creo que tendrán que esperar al próximo año, igual que Salem's Lot del buen y viejo Stephen King.
Además, hay que hacerle espacio a algún libro serio. Aunque sea uno de Saramago...
Oh well.
Feliz navidá. Salú.
sábado, diciembre 24, 2005
lunes, diciembre 19, 2005
King of Horror (2)
"He is a man who writes what used to be called penny dreadfuls. That they could believe that there is any literary value there or any aesthetic accomplishment or signs of an inventive human intelligence is simply a testimony to their own idiocy", dijo el distinguido académico Harold Bloom respecto a Stephen King cuando en 2003 se le concedió el National Book Award (máximo galardón literario de su país) por su trayectoria.
En traducción simultánea: "Es un hombre que escribe lo que solíamos llamar pasquines de a centavo. Que pudieran pensar que (en su obra) hay cualquier valor literario, logro estético o señales de una inteligencia humana creativa es simplemente una evidencia de su estulticia." Qué duro, mr. Bloom.
Estoy seguro de que por lo pronto a S.K. le debe importar poco menos que madres lo que opine Harold Bloom. Con más de 50 libros publicados en un período de 30 años, el hijo predilecto de Bangor, Maine, ha asegurado a golpe de tecla un nichito en el inconciente colectivo.
Por otro lado, es verdad que la trayectoria narrativa de don Steve es bastante irregular, aunado a una serie de desiguales adaptaciones fílmicas de su trabaj que han ido de grandes cintas (El resplandor, The Shawsank Redemption...) hasta lo francamente vomitivo (The Tommyknockers, Sleepwalkers, Dreamcatcher).
No quiero abundar en sus series, como The Dark Tower o The Talisman/Black House, ni en su estrepitoso fracaso en la única incusrsión que tuvo en el cine en 1986 con Maximum Overdrive, probablemente una de las peores películas que he visto en todos los tiempos.
Tampoco pienso profundizar mucho más en la vida y obra del maestro King (no soy un experto como José Luis Zárate o Alfonso Escudero), a cambio de eso sólo quiero compartirles 10 cosas que adoro de Stephen king:
1) Su desenfado para echar mano de las referencias pop más inverosímiles. Lo mismo hace una metáfora sobre Scooby-Doo que cita a los Ramones, que toma los nombres de sus personajes del cine y el cómic que cita a Poe o Bradbury sin prejuicios.
2) Su capacidad para conectarse con los niños. Yep, Stephen King es al autor de quien más he aprendido a cómo dirigirme al público infantil. De acuerdo, nunca ha escrito libros para niños, pero la manera en que recuerda su niñez en It o The Body (noveleta que inspiró Stand By Me) es sincera y entrañable. Una de las mejores novelas juveniles que he leído es Los ojos del dragón, libro de fantasía clásico (con príncipes, caballeros y dragones) escrito para su hija Naomi cuando era preadolescente. Un cuento de hadas con el tenebroso sentido del humor de King.
3) El cuento Survivor Type, sobre un cirujano náufrago en una isla diminuta que comienza a autoamputarse para comerse a sí mismo es la historia corta más tenebrosa que he leído en mi vida ("manos de cerdo saben igual que pies de cerdo...").
4) Escribe con los Ramones, Anthrax y AC/DC a todo volumen. Yeah.
5) Su libro On Writnig, A Memoir Of The Craft es uno de los mejores sobre el oficio de escribir que he leído. Desde luego, los fanáticos hardcore de Proust y los poetas exquisitos lo encontrarán vomitivo.
6) Pese a su éxito como novelista, jamás ha abandonado el cuento corto, del que es un gran ejecutor.
7) Es un empresario exitoso que no se avergüenza de sus millones, producidos básicamente frente al teclado.
8) Sigue casado con su primera esposa, Tabitha King, a la que adora.
9) Dejó las drogas y el alcohol, y ha dicho públicamente que eso de que los escritores "somos seres sensibles que necesitamos de las sustancias para lidiar con el mundo" es una patraña. "Todos nos vemos iguales a la hora de vomitar", escribió.
10) Es un gran creador de personajes (lástima, hay que reconocerlo, suele echar a perder sus libros con finales anticlimáticos).
Por lo pronto, pienso releer en estos días dos de sus antologías de cuentos y si me da tiempo antes de volver a la universidad, una de sus novelas viejas. Pero sobre ello abundo en otro post...
"He is a man who writes what used to be called penny dreadfuls. That they could believe that there is any literary value there or any aesthetic accomplishment or signs of an inventive human intelligence is simply a testimony to their own idiocy", dijo el distinguido académico Harold Bloom respecto a Stephen King cuando en 2003 se le concedió el National Book Award (máximo galardón literario de su país) por su trayectoria.
En traducción simultánea: "Es un hombre que escribe lo que solíamos llamar pasquines de a centavo. Que pudieran pensar que (en su obra) hay cualquier valor literario, logro estético o señales de una inteligencia humana creativa es simplemente una evidencia de su estulticia." Qué duro, mr. Bloom.
Estoy seguro de que por lo pronto a S.K. le debe importar poco menos que madres lo que opine Harold Bloom. Con más de 50 libros publicados en un período de 30 años, el hijo predilecto de Bangor, Maine, ha asegurado a golpe de tecla un nichito en el inconciente colectivo.
Por otro lado, es verdad que la trayectoria narrativa de don Steve es bastante irregular, aunado a una serie de desiguales adaptaciones fílmicas de su trabaj que han ido de grandes cintas (El resplandor, The Shawsank Redemption...) hasta lo francamente vomitivo (The Tommyknockers, Sleepwalkers, Dreamcatcher).
No quiero abundar en sus series, como The Dark Tower o The Talisman/Black House, ni en su estrepitoso fracaso en la única incusrsión que tuvo en el cine en 1986 con Maximum Overdrive, probablemente una de las peores películas que he visto en todos los tiempos.
Tampoco pienso profundizar mucho más en la vida y obra del maestro King (no soy un experto como José Luis Zárate o Alfonso Escudero), a cambio de eso sólo quiero compartirles 10 cosas que adoro de Stephen king:
1) Su desenfado para echar mano de las referencias pop más inverosímiles. Lo mismo hace una metáfora sobre Scooby-Doo que cita a los Ramones, que toma los nombres de sus personajes del cine y el cómic que cita a Poe o Bradbury sin prejuicios.
2) Su capacidad para conectarse con los niños. Yep, Stephen King es al autor de quien más he aprendido a cómo dirigirme al público infantil. De acuerdo, nunca ha escrito libros para niños, pero la manera en que recuerda su niñez en It o The Body (noveleta que inspiró Stand By Me) es sincera y entrañable. Una de las mejores novelas juveniles que he leído es Los ojos del dragón, libro de fantasía clásico (con príncipes, caballeros y dragones) escrito para su hija Naomi cuando era preadolescente. Un cuento de hadas con el tenebroso sentido del humor de King.
3) El cuento Survivor Type, sobre un cirujano náufrago en una isla diminuta que comienza a autoamputarse para comerse a sí mismo es la historia corta más tenebrosa que he leído en mi vida ("manos de cerdo saben igual que pies de cerdo...").
4) Escribe con los Ramones, Anthrax y AC/DC a todo volumen. Yeah.
5) Su libro On Writnig, A Memoir Of The Craft es uno de los mejores sobre el oficio de escribir que he leído. Desde luego, los fanáticos hardcore de Proust y los poetas exquisitos lo encontrarán vomitivo.
6) Pese a su éxito como novelista, jamás ha abandonado el cuento corto, del que es un gran ejecutor.
7) Es un empresario exitoso que no se avergüenza de sus millones, producidos básicamente frente al teclado.
8) Sigue casado con su primera esposa, Tabitha King, a la que adora.
9) Dejó las drogas y el alcohol, y ha dicho públicamente que eso de que los escritores "somos seres sensibles que necesitamos de las sustancias para lidiar con el mundo" es una patraña. "Todos nos vemos iguales a la hora de vomitar", escribió.
10) Es un gran creador de personajes (lástima, hay que reconocerlo, suele echar a perder sus libros con finales anticlimáticos).
Por lo pronto, pienso releer en estos días dos de sus antologías de cuentos y si me da tiempo antes de volver a la universidad, una de sus novelas viejas. Pero sobre ello abundo en otro post...
miércoles, diciembre 14, 2005
lunes, diciembre 12, 2005
Robert Sheckley (1928-2005)
Murió el pasado 9 de diciembre Robert Sheckley, consderado por muchos el más agudo cuentista de la ciencia ficción norteamericana. Hay quienes le ha comparado con Jonathan Swift y Kafka. De ese tamaño.
Autor de más de 400 cuentos (nadie tiene la cuenta exacta, debido a que era muy prolífico), Sheckley terminó sus días con grandes apuros económicos y de salud. Terminó su carrera escribiendo novelitas de Deep Space Nine.
Este año, el autor cayó gravemente enfermo durante un viaje a Ucrania, atendiendo una convención de ciencia ficción. La cuenta del hospital era tan alta que sus fans de todo el mundo apoquinaron para pagarla.
Sólo para la trivia, Sheckley era padre de Alisa Kwitney, editora de Sandman y otros cómics del subsello Vertigo.
En la foto, tomada en Gijón, España, en 2000, aparecemos Pepe Rojo (vestido de ídem) y yo intercambiando mails con el maestro.
Descanse en paz.
Bienvenido a la Tierra, Jonás
Justo hablando de mi adorado Pepe Rojo, el pasado miércoles nació su segundo hijo, Jonás. Muchas felicidades a Deyanira, la orgullosa mamá y a Sofía, la hija mayor de los Rojo Torres.
Murió el pasado 9 de diciembre Robert Sheckley, consderado por muchos el más agudo cuentista de la ciencia ficción norteamericana. Hay quienes le ha comparado con Jonathan Swift y Kafka. De ese tamaño.
Autor de más de 400 cuentos (nadie tiene la cuenta exacta, debido a que era muy prolífico), Sheckley terminó sus días con grandes apuros económicos y de salud. Terminó su carrera escribiendo novelitas de Deep Space Nine.
Este año, el autor cayó gravemente enfermo durante un viaje a Ucrania, atendiendo una convención de ciencia ficción. La cuenta del hospital era tan alta que sus fans de todo el mundo apoquinaron para pagarla.
Sólo para la trivia, Sheckley era padre de Alisa Kwitney, editora de Sandman y otros cómics del subsello Vertigo.
En la foto, tomada en Gijón, España, en 2000, aparecemos Pepe Rojo (vestido de ídem) y yo intercambiando mails con el maestro.
Descanse en paz.
Bienvenido a la Tierra, Jonás
Justo hablando de mi adorado Pepe Rojo, el pasado miércoles nació su segundo hijo, Jonás. Muchas felicidades a Deyanira, la orgullosa mamá y a Sofía, la hija mayor de los Rojo Torres.
jueves, diciembre 08, 2005
1980
Hacía frío. Me acuerdo muy bien. De eso y del color verde menta de las paredes del salón, del escritorio arcaico de la maestra Estelita y de la noticia que trajo Raquel.
"Mataron a John Lennon", dijo, con sus ojitos muy abiertos, un par de avellanas que nadaban en su rostro cremoso.
"¿A quién?", le pregunté.
"A John Lennon. El de los Beatles."
Y no me acuerdo de mucho más.
En mi casa no se oía su música. Mis papás rojillos-liberales-jipitecas-de izquierda escuchaban jazz y folklore latinoamericano (me arrullaban con Óscar Chávez, Nacha Guevara, Dave Brubeck y Gabino Palomares). Creo que ni siquiera había escuchado la palabra rock.
Pero lo habían matado aquella mañana.
¿Qué hubiera pasado si Mark David Chapman no lo hubiera abatido a tiros? Quien hoy tendría 65 años seguramente hubiera seguido produciendo música. Se hubiera clavado en la cocaína durante los 80 y habría producido música cada vez más pirada. La generación post punk lo habría despreciado sólo para revalorarlo años después (Bono y Michael Stipe, grandes oportunistas, habrían grabado con él, seguro). Estoy convencido de que trabajaría durante años en un proyecto secreto que se convertiría en su obra maestra, editada póstumamente tras años de olvido durante los que no hubiera sido más que una curiosidad para nostálgicos (como sus compañeros de banda). Y que hubiera sido el único en negarse a una patética gira de reencuentro.
Pero se murió y fue Raquel, la niña más bonita de mi salón, de la que estuve enamorado desde primero de primaria, la flaquita alta, nuestra Mafalda local, la que llegó aquella mañana y me dijo:
"Mataron a John Lennon."
Hacía frío. Me acuerdo muy bien. De eso y del color verde menta de las paredes del salón, del escritorio arcaico de la maestra Estelita y de la noticia que trajo Raquel.
"Mataron a John Lennon", dijo, con sus ojitos muy abiertos, un par de avellanas que nadaban en su rostro cremoso.
"¿A quién?", le pregunté.
"A John Lennon. El de los Beatles."
Y no me acuerdo de mucho más.
En mi casa no se oía su música. Mis papás rojillos-liberales-jipitecas-de izquierda escuchaban jazz y folklore latinoamericano (me arrullaban con Óscar Chávez, Nacha Guevara, Dave Brubeck y Gabino Palomares). Creo que ni siquiera había escuchado la palabra rock.
Pero lo habían matado aquella mañana.
¿Qué hubiera pasado si Mark David Chapman no lo hubiera abatido a tiros? Quien hoy tendría 65 años seguramente hubiera seguido produciendo música. Se hubiera clavado en la cocaína durante los 80 y habría producido música cada vez más pirada. La generación post punk lo habría despreciado sólo para revalorarlo años después (Bono y Michael Stipe, grandes oportunistas, habrían grabado con él, seguro). Estoy convencido de que trabajaría durante años en un proyecto secreto que se convertiría en su obra maestra, editada póstumamente tras años de olvido durante los que no hubiera sido más que una curiosidad para nostálgicos (como sus compañeros de banda). Y que hubiera sido el único en negarse a una patética gira de reencuentro.
Pero se murió y fue Raquel, la niña más bonita de mi salón, de la que estuve enamorado desde primero de primaria, la flaquita alta, nuestra Mafalda local, la que llegó aquella mañana y me dijo:
"Mataron a John Lennon."
viernes, diciembre 02, 2005
Eh... la revista Chilango me incluyó en su lista de chilangos del año junto a Enrique Norten, Jacobo Zabludovsky, AMLO, Café Tacvba y varios más.
Muchas gracias.
King of Horror (1)
"Soy el equivalente literario de una Big Mac", dijo Stephen King. Y se arrepintió al instante de haberlo hecho.
En otra ocasión le preguntaron si había leído a Dostoievsky.
"No, pero he devorado cada una de las palabras que ha publicado Dean R. Koontz", replicó sonriendo.
Odiado por loa académicos, considerado basura por los intelectuales y leído por millones de personas en el mundo, Stephen King es uno de los escritores más conocidos en el mundo, quizá sólo superado en número de fans por Tom Clancy.
Durante muchos años tuve a don Steve como parámetro de literatura chafa, un vomitador compulsivo de best sellers baratos.
"Pero, ¿lo has leído?", me preguntó mi amigo Alfonso Escudero.
"Nop", contesté levantando los hombros, "no me interesa." Como tantos escritores que conozco. La realidad es que me estaba perdiendo de algo. Y de algo bueno.
(Era la época en que yo quería ser un gran literato, whatever the fuck that means...)
"Yo no escribo caviar. Escribo salami. Pero trato de escribir buen salami", escribió King para el libro The Writer's Desk, un bonito volumen de fotos que Jill Krementz (esposa de Kurt Vonnegut) tomó a decenas de escritores en su espacio de trabajo.
Debo confesar que parte de mi debilidad por King proviene de que tiene exactamente la edad de mi papá (ambos nacieron, igual que David Bowie, en 1947). Pero debo decir en su favor que es un gran narrador, dueño de un oficio envidiable y un gran constructor de personajes. José Luis Zárate, el escritor mexicano vivo que más admiro, ha dicho de King; "Sus libros están llenos de paja... pero qué buena paja."
Efectivamente, azuzado por el entusiasmo de Alfonso por Stephen King (él y su hermana eran auténticos eruditos kingianos) decidí leer It (1986), un tabicón de más de mil páginas. Cada que alguien me veía leyéndolo me preguntaban que porqué no mejor leía la biblia ("porque es mucho más aburrida").
Así fue como llegué al mundo alucinante de King. Un lugar poblado por toda clase de horrores sobrenaturales, entidades cósmicas que tomaban la forma del miedo humano refugiadas en las coladeras, cirujanos náufragos que se auto amputaban los miembros para comérselos, sectas de niños que mataban a los adultos y a todos los que cumplieran más de 15 años, autos poseídos por la maldad misma, vampiros que caminan a la muz del día y adolescentes psíquicas.
Un universo interconectado de historias sobrenaturales, enraizado en la larga tradición norteamericano del horror (Poe, Lovecraft...) y su cultura pop.
Pero volveré sobre Stephen King, al que olvidé incluir en la lista de nerds que admiro, en futuros posts.
Muchas gracias.
King of Horror (1)
"Soy el equivalente literario de una Big Mac", dijo Stephen King. Y se arrepintió al instante de haberlo hecho.
En otra ocasión le preguntaron si había leído a Dostoievsky.
"No, pero he devorado cada una de las palabras que ha publicado Dean R. Koontz", replicó sonriendo.
Odiado por loa académicos, considerado basura por los intelectuales y leído por millones de personas en el mundo, Stephen King es uno de los escritores más conocidos en el mundo, quizá sólo superado en número de fans por Tom Clancy.
Durante muchos años tuve a don Steve como parámetro de literatura chafa, un vomitador compulsivo de best sellers baratos.
"Pero, ¿lo has leído?", me preguntó mi amigo Alfonso Escudero.
"Nop", contesté levantando los hombros, "no me interesa." Como tantos escritores que conozco. La realidad es que me estaba perdiendo de algo. Y de algo bueno.
(Era la época en que yo quería ser un gran literato, whatever the fuck that means...)
"Yo no escribo caviar. Escribo salami. Pero trato de escribir buen salami", escribió King para el libro The Writer's Desk, un bonito volumen de fotos que Jill Krementz (esposa de Kurt Vonnegut) tomó a decenas de escritores en su espacio de trabajo.
Debo confesar que parte de mi debilidad por King proviene de que tiene exactamente la edad de mi papá (ambos nacieron, igual que David Bowie, en 1947). Pero debo decir en su favor que es un gran narrador, dueño de un oficio envidiable y un gran constructor de personajes. José Luis Zárate, el escritor mexicano vivo que más admiro, ha dicho de King; "Sus libros están llenos de paja... pero qué buena paja."
Efectivamente, azuzado por el entusiasmo de Alfonso por Stephen King (él y su hermana eran auténticos eruditos kingianos) decidí leer It (1986), un tabicón de más de mil páginas. Cada que alguien me veía leyéndolo me preguntaban que porqué no mejor leía la biblia ("porque es mucho más aburrida").
Así fue como llegué al mundo alucinante de King. Un lugar poblado por toda clase de horrores sobrenaturales, entidades cósmicas que tomaban la forma del miedo humano refugiadas en las coladeras, cirujanos náufragos que se auto amputaban los miembros para comérselos, sectas de niños que mataban a los adultos y a todos los que cumplieran más de 15 años, autos poseídos por la maldad misma, vampiros que caminan a la muz del día y adolescentes psíquicas.
Un universo interconectado de historias sobrenaturales, enraizado en la larga tradición norteamericano del horror (Poe, Lovecraft...) y su cultura pop.
Pero volveré sobre Stephen King, al que olvidé incluir en la lista de nerds que admiro, en futuros posts.
jueves, diciembre 01, 2005
Sobre el inconveniente de haber nacido (en México)
Un legislador panista, Miguel Ángel Toscano, usufructó sus 15 minutos de fama para acusar a varios colegas de recibir sobornos de las grandes tabacaleras para evitar que se aprobara un mayor impuesto a los cigarrillos. A la hora de exigirle pruebas, sus evidencias literalmente se convirtieron en humo, al grado de que los propios panistas le dieron la espalda. El ridículo de la semana.
Felipe Calderón Hinojosa será ungido candidato a la presidencia por el PAN en ausencia del presidente Fox. Sabiamente ha decidido mantener una sana distancia de quien parece ser una especie de Rey Midas pero al revés (recuérdese a Creel y Usabiaga, quienes hubieron de lamentar su padrinazgo).
El próximo domingo se decidirá por votación quién será el candidato del Perredé para el gobierno de la ciudad. El favorito es el delfín de AMLO, don Marcelo Ebrard, de extracción priísta, colaborador de Manuel Camacho Solís y desde luego una persona cercana --en su momento, aunque fuera tangencialmente-- al presidente Salinas.
Parece cerrarse un cerco alrededor de Manuel Bribiesca Sahagún. Estoy seguro que dentro de un año, al salir de funciones el presidente Fox, va a reventar un escándalo de corrupción sólo comparable al del hermano incómodo de CSG o a los excesos del Negro Durazo con JLP. Habrá que esperar.
Lo de Arturo Montiel da asco. Qué cinismo, sólo comparable al de Roberto Madrazo al declarar que cada que lo quieren perjudicar sus enemigos sacan a relucir su penthouse en Miami de un millón de dolarucos.
Hoy se cumplen 5 años de administración Fucksista. Y nada.
Se ha asignado un tope de !!!651 millones de pesos¡¡¡ para gastos de campaña de cada candidato. El erario destinara alrededor de $4,200 melones de varos al proceso electoral. Imaginen las escuelas que se podrían construir con la mitad de ese dinero. Demos gracias al IFE.
Ah, raza...
Un legislador panista, Miguel Ángel Toscano, usufructó sus 15 minutos de fama para acusar a varios colegas de recibir sobornos de las grandes tabacaleras para evitar que se aprobara un mayor impuesto a los cigarrillos. A la hora de exigirle pruebas, sus evidencias literalmente se convirtieron en humo, al grado de que los propios panistas le dieron la espalda. El ridículo de la semana.
Felipe Calderón Hinojosa será ungido candidato a la presidencia por el PAN en ausencia del presidente Fox. Sabiamente ha decidido mantener una sana distancia de quien parece ser una especie de Rey Midas pero al revés (recuérdese a Creel y Usabiaga, quienes hubieron de lamentar su padrinazgo).
El próximo domingo se decidirá por votación quién será el candidato del Perredé para el gobierno de la ciudad. El favorito es el delfín de AMLO, don Marcelo Ebrard, de extracción priísta, colaborador de Manuel Camacho Solís y desde luego una persona cercana --en su momento, aunque fuera tangencialmente-- al presidente Salinas.
Parece cerrarse un cerco alrededor de Manuel Bribiesca Sahagún. Estoy seguro que dentro de un año, al salir de funciones el presidente Fox, va a reventar un escándalo de corrupción sólo comparable al del hermano incómodo de CSG o a los excesos del Negro Durazo con JLP. Habrá que esperar.
Lo de Arturo Montiel da asco. Qué cinismo, sólo comparable al de Roberto Madrazo al declarar que cada que lo quieren perjudicar sus enemigos sacan a relucir su penthouse en Miami de un millón de dolarucos.
Hoy se cumplen 5 años de administración Fucksista. Y nada.
Se ha asignado un tope de !!!651 millones de pesos¡¡¡ para gastos de campaña de cada candidato. El erario destinara alrededor de $4,200 melones de varos al proceso electoral. Imaginen las escuelas que se podrían construir con la mitad de ese dinero. Demos gracias al IFE.
Ah, raza...
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